La semana pasada revisamos las primeras cinco necesidades del alma. Hoy vamos a terminar esta conversación revisando las últimas cinco necesidades del alma como sugiere el predicador y autor John Ortberg en su libro “Soul Keeping: Caring for the Most Important Part of You”. Empecemos, pues.
- El alma necesita descanso – “Fácil es una palabra del alma, no una palabra de circunstancias…” (p126). “Uno de los desafíos de la fatiga del alma es que no tiene las mismas señales obvias como la fatiga física… Los indicadores de la fatiga del alma son más sutiles: las cosas te molestan más de lo que realmente deben, es más difícil tomar una simple decisión, los impulsos de comer o beber o gastar o desear son más difíciles de resistir de lo que normalmente serían…” (p131).
Acción concreta: ¿Cuáles son las señales que tu alma está fatigada? ¿Cómo eso impacta tu mente, cuerpo y voluntad? Meditamos en Mateo 11:28-29. Podemos escribir en algún tipo de diario personal: ¿Cuáles pensamientos o creencias te impiden descansar bien y experimentar un yugo ligero? ¿Estás implementando un día de descanso en tu semana? ¿Qué prácticas o disciplinas te ayudan descansar el alma en estos días?
- El alma necesita libertad – “Piensa en la libertad como dos sabores, dos tipos de libertad. Hay la libertad de restricciones externas, alguien diciéndome que debo hacer. Eso es libertad de. Pero hay otro tipo de libertad que podría ser llamado libertad para. Hay libertad para vivir el estilo de vida para la cual fui hecho vivir, libertad para ser ese hombre que más quiero ser – libertad para… La libertad profunda – la libertad que el alma necesita – es la libertad para ser la persona fui diseñado ser)” (p145-147).
Acción concreta: ¿Cuáles son las limitaciones externas e internas a la libertad en tu vida? Podemos orar, pidiendo e imaginando como sería nuestras vidas con esta libertad para. Otra vez podemos escribir en un diario personal: ¿Necesitas nombrar y ser honesto/a respecto de algún pecado que te tiene atrapado y así rendirte a Dios? También podemos buscar la ayuda de nuestra comunidad – algún amigo o hermana en la iglesia quién tiene experiencia con la ministración.
- El alma necesita bendición – “Bendecir no es solamente una palabra. Bendecir es la proyección de lo bueno hacia la vida del otro. Tenemos que pensarlo, tenemos que sentirlo, y tenemos que ponerlo en acción… Bendecir es algo hecho para el alma” (p153). “Somos sumamente sensibles en nuestras almas al ser bendecidos o al ser maldecidos… Antes pensaba que maldecir a alguien significaba decir palabrotas, o embrujarles… [pero] aprendí que estaba equivocado. Puedes maldecir a alguien con la ceja. Puedes maldecir a alguien con el encogimiento del hombro… Lo mejor que conoces a una persona, más sutilmente y más cruelmente puedes maldecirles” (p155).
Acción concreta: ¿Cómo usas tu voluntad para bendecir o maldecir en tus interacciones con otras personas? ¿Cómo has experimentado la bendición de alguien más en este año? Debemos aprender a bendecir otras personas. Una bendición toma tiempo, no hay que apurarse. Debe ser personalizada. Podemos usar Números 6:24-26 como un ejemplo. Una aplicación concreta que podemos hacer es que al finalizar cada día por una semana, podemos escribir diez maneras en que vimos la gracia y bendición de Dios en este día. Sigamos investigando el rol de la bendición en nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestras comunidades, etc.
- El alma necesita satisfacción – “Los autores bíblicos constantemente encontraron que cuando se preguntaron ‘¿Cómo está mi alma?, sus almas nunca estaban satisfechas. Siempre estaban desando algo. La palabra hebrea para el alma, nephesh, está descrita varias veces como desear o querer o anhelar… La forma hebrea de expresar la experiencia humana es bastante concreta. La Biblia habla de cómo el alma tiene hambre o sed o cómo está vacía, sin satisfacción… La realidad última detrás de la insatisfacción humana son almas pecadoras que han sido separadas del Dios en que fuimos hechos para descansar. Por eso estamos insatisfechos” (p163). “La paradoja de la satisfacción del alma es esta: Cuando muero a mí mismo, mi alma se aviva” (p167).
Acción concreta: ¿Puedes identificar las cosas que tu alma está deseando? El alma nunca está satisfecha porque está diseñada para Dios. Fuimos hechos para la satisfacción del alma, pero no lo podemos encontrar fuera de Dios. Podemos escribir una lista de las formas en que estamos experimentando insatisfacción en nuestras vidas. ¿Qué es lo que esta lista te muestra de tu voluntad, tu mente o tu cuerpo? ¿Cómo es que estas cosas te están impidiendo tu descanso en Dios?
- El alma necesita gratitud – “La verdad es que todos nosotros podemos estar tan preocupados con nosotros mismos que a menudo no tomamos el tiempo para estar agradecidos – a Dios y a otros. ‘¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí?’ pregunta el salmista. Tal vez es porque no estás alimentándola con la gratitud que necesita. Más gratitud no vendrá de más cosas o más experiencias, pero de más de una conciencia de la presencia de Dios y su bondad” (p170). “La gratitud no siempre surge naturalmente. No siempre vas a sentirte Pero puedes tomar el tiempo cada día para acordarte de los beneficios que has recibido, ver tu benefactor y agradecerle por sus beneficios” (p176).
Acción concreta: Haz una lista de 100 cosas/personas/circunstancias para las cual estás agradecido/a. Podemos ofrecer esa lista a Dios en alabanza. Podemos reflexionar: ¿Cómo eres adicto al criticismo, análisis y negatividad? ¿Cómo puede la gratitud ser una respuesta para un espíritu crítico? Igual podemos pensar, ¿Cuáles son las cosas que nos hacen más agradecidos? ¿Cómo puedo incorporar estas cosas en mi vida intencionalmente para impulsar un espíritu agradecido? También podemos implementar la disciplina de compartir una cosa del día por la cual estemos agradecidos antes de comer (también se puede hacer en familia/grupos de amigos).
Aquí tenemos las diez necesidades del alma. Ahora nos toca la parte difícil: la acción. Es bueno leer de esas cosas, pero sin tomar acción, no tiene mucho sentido. Te invito en estas semanas a regresar a la pregunta central: ¿Cómo está la salud de tu alma? Esa pregunta puede guiar nuestro tiempo devocional con Dios para saber por dónde empezamos – cuál necesidad debemos saciar primero. No es un trabajo rápido, de hecho vamos a estar con esta tarea de cuidar el alma toda la vida. Pero no hay alguien más que puede hacerlo. Yo soy el cuidador de mi alma.
Entonces, ¿por dónde empezarás tú? ¿Cuál de estas cinco necesidades más te llama la atención? ¡Espero sus comentarios de nuevo!