Parte de la esencia de CECE de Corazón, es ver vidas impactadas de estudiantes y profesionales, con el Evangelio de Jesucristo. Para esto servimos en comunidad, proponiendo espacios de acompañamiento personal, grupos pequeños en cada campus universitario, y también encuentros de formación a nivel nacional. Recientemente, tuvimos nuestro Campamento Nacional (CN), que reunió a 100 participantes de todo el país, para compartir cuatro días de exploración de nuestro libro del año, oración, talleres, exposiciones bíblicas, juegos, liturgia y mucho más. Escuchamos hoy algunos testimonios de lo vivido en el campamento.
Emily Jácome
Estudio Terapia Ocupacional en la Universidad Central del Ecuador, estoy en séptimo semestre, me uní a la CECE en mayo del 2022, disfrutó hacer manualidades y postres.
El CN 2023 fue un tiempo que impactó mi vida. Al inicio estaba un poco nerviosa y con grandes expectativas, muchas personas me hablaban de lo transformador y sanador qué son los campas en la CECE. Me encantó sentirme tan acogida por la comunidad, entendí el valor de tener personas alrededor que aporten y te impulsen a seguir buscando de Dios. También comprendí la importancia de cumplir la misión al compartir el Evangelio en el contexto qué Dios nos ha puesto. El libro 1 de Corintios cambió la perspectiva en la que miraba muchas áreas de mi vida. Profundizar en el verdadero amor de Dios y su Evangelio llenó mi corazón y ¡respondió algunas de mis dudas! Durante estos días aprendí mucho, reí, disfrute, compartí y creé amistades con chicos de diversas ciudades. Este fue mi primer campamento y espero seguir asistiendo a los que están por venir.
Joel Sarabia
Soy estudiante de la Carrera de Pedagogía de Inglés en la Universidad Técnica de Ambato, y sirvo como coordinador en el Grupo de la CECE de la UTA.
El impacto que dejó en mi vida el CN en este año fue ser acompañado por una comunidad que me abraza en medio de los desafíos diarios. Me llena de consuelo y gozo saber que más amigos de otras Universidades del Ecuador están siendo instrumentos en las manos de Dios para que otros lleguen a conocer a Jesús, nuestro salvador.
El campamento me capacitó para hacer misión en mi Universidad proveyéndome de herramientas para entablar el diálogo entre la fe cristiana y el contexto actual. Durante las exposiciones bíblicas pude notar que el contexto de la ciudad de Corinto no era tan diferente al nuestro. Esta iglesia tuvo que enfrentarse con la inmoralidad sexual, la división y la lucha de poder dentro de la iglesia. Pero también me dio esperanza saber que el mismo Dios que los ayudó a enfrentar todos esos problemas y desafíos está con nosotros, y en medio de un contexto caótico y dividido nos llama a ser portavoces de su mensaje de esperanza. Que Dios avive la llama de su amor en nuestros corazones y así seamos testigos de Él en nuestras comunidades Universitarias.
Anita Chávez
Soy de la Provincia de El Oro, hace muchos años fui estudiante de la Universidad de Cuenca en la Facultad de Medicina.
Yo había estado en búsqueda del Dios Real, que hace que tu vida se sienta plena. En esos tiempos, asistí a un evento en la U. cuyo tema era: “El amor verdadero”, en la que participaban estudiantes de la Universidad de Wisconsin – EE.UU. liderado por el misionero Lee Vandixhorn, Asesor de la CECE en Cuenca. Dejé mis datos, me contactaron y comencé a asistir a las pequeñas células del Campus universitario de mi facultad. Ahí comencé a escuchar de ese Dios Real, a quien yo buscaba hasta cuando lo acepté en mi vida como mi Señor y salvador.
Como estudiante asistí a algunos campamentos y ahora, siendo profesional, vi en redes sociales que la CECE organizaba un Campamento para estudiantes y profesionales, y decidí ir, deseaba revivir esos momentos y reconfortar mi deseo continuo de que otros conozcan de ese Dios real. Soy Médico, y como una sobreviviente del cáncer, puedo dar testimonio a mis pacientes que se encuentran en áreas críticas, de que hay un Dios real, que cambia vidas, que nos da esperanza, salvación y vida eterna.
En el campamento a través de los talleres y las exposiciones, aprendí que no debemos depender de la sabiduría humana, sino del poder y el amor de Dios, y así expresar lo que el Señor hace en nuestras vidas. Aprendí a redirigir la forma en como yo comparto mi testimonio. Me llevo el desafío de motivar a otros profesionales que conocen de ese Dios real, para que compartan en sus trabajos. Y sirvan de apoyo para que estudiantes, como alguna vez fui, conozcan a ese Dios real, que yo conocí por medio de la CECE.
Tú también puedes ser parte de CECE de Corazón, que seamos testigos del Evangelio en nuestras universidades y trabajos, por más historias de vidas impactadas.