Un antiguo gobernador del actual territorio de Irak llevaba ya varios días sin poder dormir, un sueño le perturbaba. Buscó respuestas entre los sabios de su reino, pero nadie era capaz de descifrarlo. Desesperado por la situación da la orden tan violenta de matar a todos los sabios, entre los cuales se encontraba un hombre que no pertenecía a la región, preocupado por la situación, le dijo al Rey que le dé un tiempo y él le daría el significado.  

Pocos días después el hombre se acercó al gobernador para explicar el significado del sueño y le dijo: “No hay ningún sabio ni adivino capaz de adivinar lo que Su Majestad quiere saber, pero yo le voy a dar a conocer el significado, no porque sea más sabio que nadie, sino porque en el cielo hay un Dios que conoce todos los misterios y a mí, me ha tocado darlo a conocer”.  

A pesar de que el rey honró a este hombre dándole regalos costosos y nombrándolo gobernador, él estaba convencido de que la sabiduría e interpretación del sueño vinieron a través de él. Pero fue Dios el que le dio la capacidad y sabiduría para poder hacerlo, sencillamente estaba usando la vida de este hombre, al quien conocemos como Daniel (capítulo 2). 

La narrativa bíblica está llena de hombres comunes que se volvieron especiales no por sus propios méritos, sino por que permitieron que Dios actuara a través de ellos. Tal como Daniel, tenemos a otros hombres como Moisés, Elías, José y otros personajes a los cuales Dios uso para mostrar su poder a las personas, a través de los cuales Dios ha hecho grandes cosas, pero ellos reconocían que el poder y la autoridad no provenían de ellos, sino del Dios al que ellos servían.  

Actualmente nosotros también somos llamados por Dios a servir dentro de su reino, pero debemos permanecer alertas a la tentación del orgullo y el egocentrismo. Como seres humanos somos tan vulnerables a caer en la trampa del orgullo, creyendo que son nuestras capacidades, habilidades y destrezas los que hoy nos permiten ser líderes, pastores, coordinadores, asesores o cualquier otro rol al que Dios nos haya llamado, y empezamos a perder de vista que todo viene de Dios, tal como le pasó a Nabucodonosor quien alimentado por su propio ego dijo: “Qué grande es Babilonia! ¡Yo fui quien la hizo grande y hermosa, para mostrar mi poder a todo el mundo!”, para poco después ser castigado por Dios por no haber reconocido su poder. (Daniel 4:1-33) 

Desde el principio de la creación, el orgullo fue lo que le hizo daño a la humanidad, pues la desobediencia nos apartó de la relación sana que teníamos con Dios. Recordemos que obedecer significa “cumplir la voluntad de quien manda”, es decir, debo ser humilde para negar mi propia voluntad y hacer que prevalezca la voluntad de Dios sobre mi vida y reconocer que solo cerca de él puedo estar bien. 

Todos somos vulnerables, yo soy vulnerable. Durante este tiempo, el Señor por su gracia, me ha llamado a servirle y quiero que camine conmigo y su presencia siempre vaya conmigo, por eso debo recordarme cada día, solo soy un hombre común al que Dios ha llamado y capacitado, es Dios quien actúa a través de mí. Y es quien podría, si en algún momento mi corazón se llena de orgullo, dejar de contar conmigo, por qué su reino es el reino de los humildes y su expansión se dará con o sin mí, pero yo quiero ser parte. 

Gracias al Señor por permitirnos ser parte de su obra con lo que tenemos en nuestras manos, ya sean nuestros talentos, tiempo o tesoros.  

Si la gente ha visto algo bueno en mí, ha sido solamente por la gracia de Dios en mi vida, como dice una canción: 

“Si me vieran tal cual soy se enterarían que es Jesús
Lo que han visto reflejado en mí tan solo fue su luz 

Es por tu gracia y tu perdón
Que podemos ser llamados instrumentos de tu amor
Y es por tu gracia y tu perdón
Mi justicia queda lejos de tu perfección” 

Isaac Peralta

Isaac Peralta

Me gradué en la Universidad Central como Licenciado en Psicopedagogía. Sirvo como Asesor Pastoral Jr. en Quito. En el ámbito ministerial actualmente sirvo como líder de adolescentes en la Iglesia La Vid y como capacitador en el equipo de Pichincha en el programa de Operation Christmas Child de Samaritan’s Purse. Me gusta mucho leer y salir a caminar por la ciudad. Me encanta hacer nuevos amigos.