“Legado y Vida: el ADN de Jesucristo”. Este es el lema que nos acompaña este año. El lema recoge uno de los énfasis centrales de las Cartas Pastorales: algo hemos recibido, algo tenemos que transmitir; hemos recibido a Jesucristo, debemos atesorar a Jesucristo, y debemos compartirlo también. La CECE tiene el buen hábito de escoger un libro de la Biblia para reflexionar en el mismo durante un año. Las Cartas Pastorales -1 y 2 de Timoteo, Tito- son la porción de las Escrituras que iluminan nuestro quehacer misionero este 2017.

A continuación les presento algunas de las reflexiones que tuvimos en las Cartas Pastorales, más específicamente en 2 Timoteo, durante el Evento de Formación de Estudiantes (EFE 2017) en la ciudad de Riobamba del 25 al 27 de agosto. Al presentarlas a través del blog pretendemos que más estudiantes y profesionales tengan a su alcance estas reflexiones.

En esta ocasión vamos a concentrarnos en dos porciones de la segunda carta a Timoteo: 2 Timoteo 3.15-17 y 2 Timoteo 2.8.

2 Timoteo es una carta con un toque mucho más personal e íntimo. Diferente a la interacción que vemos entre Pablo y Timoteo y Pablo y Tito en las cartas 1 Timoteo y Tito. En esta atmósfera más personal, Pablo anima a Timoteo a mantener la prioridad correcta en sus lealtades. El apóstol le anima al joven pastor a mantener su lealtad a Dios, su hijo Jesucristo y su evangelio, a mantener lealtad por Pablo mismo, y finalmente a mantenerse leal a su vocación como ministro del evangelio (p.e.: 1.6, 1.8-9, 1.14, 2.8, 2.15, 3.10-11, 3.14, 4.1-2).

En el contexto de animar a Timoteo a que se mantenga leal a Jesucristo y su evangelio (“Tú, sigue firme en todo aquello que aprendiste, de lo cual estás convencido”, 3.14ª DHH), Pablo describe para Timoteo algunas importantes características de las Escrituras. Vamos a subrayar tres de las mismas. Pablo se dirige a Timoteo diciendo: “Recuerda que desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien” (3.15-17, DHH).

Pablo afirma la identidad, capacidad y propósito de las Escrituras. O, en otras palabras: qué son, qué hacen y qué fin tienen. El apóstol le dice a Timoteo que en medio de la familiaridad de éste con las Escrituras debe recordar a) la identidad o naturaleza de las mismas: son sagradas e inspiradas por Dios; b) su capacidad o poder: generar integridad en la vida de la persona (salvación y rectitud); y, c) su fin último: generar servicio en beneficio de otros (hacer toda clase de bien).

Las implicaciones de esto y más lo veremos en la siguiente publicación. Atento a sus comentarios e interacciones.