Una parte central de la misión de la CECE es ayudar a los universitarios a construir puentes de diálogo entre sus estudios de ciencia y su vivencia de fe. Hoy compartimos algunas ideas centrales compartidas por los tres panelistas del conversatorio realizado el 24 de junio por la CECE, con la pregunta: ¿Pueden la ciencia y fe convivir?
Lo invisible de lo tangible – Verónica Grefa
La ciencia es el conocimiento que ha sido construido a través de la historia del ser humano. Hasta mediados del siglo XVIII se conocían las leyes de Newton, lo que hoy llamamos la física clásica, y las leyes de Maxwell que describen el comportamiento de la electricidad y el magnetismo. En esa época, se creía haber alcanzado el pináculo del conocimiento. Sin embargo, a medida que más conoce la humanidad, más desconoce y, para aquellos eventos que no entendemos o donde la física que conocemos deja de funcionar tenemos ya un término: singularidad (el nacimiento del universo, los agujeros negros, etc).
Existen varias figuras científicas con posturas muy marcadas, como Stephen Hawking, quien dedicó su vida a pensar en el universo y, a través de su libro “Breve historia del tiempo”, concluye que “las leyes físicas no dejan espacio para Dios, que son tan perfectas que no pudieron tener un creador, se contienen a sí mismas”.
Por otro lado, físicos divulgadores como Michio Kaku, miran la física y la ciencia como la expresión de la mente de Dios, del creador o de algo muy superior a nosotros. De hecho, en sus propias palabras él interpreta la Teoría de cuerdas como La ecuación de Dios.
La ciencia y la fe pueden convivir porque son dos cosas diferentes. La física es este lenguaje universal que describe cómo se comporta la naturaleza, cuáles son los elementos que intervienen en cada etapa y sigue comprendiendo qué hay detrás de la creación. Aunque parecería que ya tenemos todas las respuestas, como seres humanos hemos sido incapaces de crear algo por nosotros mismos, nos hemos vuelto simples observadores de lo que ya existe. Tratamos de emular o copiar la naturaleza con nuestra tecnología, pero no estamos creando desde cero.
Los científicos son movidos por esta fe en lo que no ven pero que pueden percibir porque tienen evidencia a través de mediciones. De la misma forma, el ser humano con su espiritualidad, no ha visto a Dios, pero lo siente y lo percibe a través de sus experiencias. Lo invisible también es tangible.
Desde mi perspectiva, la ciencia es la interpretación de la mente de Dios.
El impacto de la Ciencias Sociales y Humanas – Sarah Nigri
¿Pueden la ciencia y la fe convivir? ¡Claro que sí! Esta convivencia no solo es posible sino fructífera para estudiantes e investigadores cristianos. En mi experiencia personal, la fe fue incluso la que me impulsó a estudiar historia, defender la justicia y buscar la verdad.
Mis primeros intentos al construir puentes entre la fe cristiana y el conocimiento académico ocurrieron al empezar la Universidad, cuando busqué dialogar con mis compañeros y profesores que me cuestionaban sobre las implicaciones de hechos sensibles que marcaron la historia de la iglesia, por ejemplo: las Cruzadas, Inquisiciones, la “Conquista del nuevo mundo”, dictaduras y guerras hechas en nombre de Dios (en las ciencias humanas y sociales, la religión es conocida como un elemento importante, tanto en las sociedades antiguas como modernas; por lo tanto la dimensión religiosa también es un objeto de la investigación científica).
Estudiando el pasado, conocemos las arbitrariedades, violencia y crímenes que fueron cometidos por los cristianos a lo largo del tiempo y que incluso actualmente siguen ocurriendo. Mi posición a favor del Reino y la verdad como estudiante cristiana estaba lejos de justificar, minimizar o negar los errores cometidos por la Iglesia. Era necesario reconocer y denunciar los problemas o, en lenguaje teológico, pecados, cometidos en cualquier época, y dar visibilidad a personajes, movimientos e iniciativas que fortalecen la vida, la justicia, la paz y el bien común, siendo cristianos o no.
Las Escrituras nos ordenan que seamos sal y luz, rechacemos las trabas de la ignorancia y asumamos nuestra responsabilidad en el cuidado de nuestros hermanos, hermanas y de toda la creación. Por eso, considero que el conocimiento puede contribuir al fortalecimiento de nuestra fe, capacitándonos a promover la vida, seguir buscando la justicia y la verdad. Estoy segura que las ciencias humanas y sociales bajo el señorío de Cristo, asumen un carácter profético (de denuncia y proclamación) y se vuelven más poderosas para impactar el mundo.
Modelos de interacción entre la ciencia y la religión – Gustavo Sobarzo
Definitivamente la ciencia y la fe pueden convivir. Compartiré brevemente algunos modelos que existen para relacionar la ciencia y la religión. Un modelo es “una idea clave que incorpora un conjunto de datos de manera satisfactoria”. Como ciencia nos referimos a la ciencia experimental moderna y la entendemos como: “un intento intelectual de explicar el funcionamiento del mundo físico, conformado por la investigación empírica y desarrollado por una comunidad adiestrada en técnicas especializadas”. Y religión como “un sistema de creencias relacionadas con realidades trascendentes que se refieren al propósito y significado del mundo, expresadas en prácticas sociales”.
- Conflicto: Es reciente y existe en el inconsciente colectivo señalando que hay una pugna entre ambas, es decir, que no están de acuerdo. Este modelo es popularizado por representantes del nuevo ateísmo como Richard Dawkins y, también posturas fundamentalistas de religiones monoteístas. La premisa es: la ciencia y religión no tienen nada que ver. Aquí, si una persona que es racional y esboza algo de fe, significa que algo mal está con él. Y lo mismo pasa desde el otro lado, alguien que realmente tiene una fe sólida no puede, o tiene que elegir entre Dios y la ciencia. Es una postura extremista.
- NOMA (Non-overlapping Magisteria): La ciencia y la religión van por caminos y totalmente separados ya que abordan distintos tipos de preguntas. En este modelo no hay conflicto entre ambos, porque no se relacionan en absoluto. El principal exponente de esta postura es Steven Jay Gould, paleontólogo norteamericano, quien decía que la ciencia se refiere a las operaciones mecanicistas de cómo funciona el mundo, mientras que la religión da respuesta a preguntas trascendentales. El problema de esto, es que nos desintegra como seres humanos. Porque tenemos la posibilidad de hacer ciencia, como de hacer religión y esto nos obliga entonces a divorciar en nuestro cerebro y en nuestro quehacer ambas cosas.
- Fusión: Considerar que la ciencia y la religión son lo mismo, no hay separación. Se usa el conocimiento científico para construir sistemas de pensamiento religioso o viceversa. Por ejemplo, el creacionismo que se presenta como ciencia. O religiones o formas de fe que surgen a partir de tomar contenido de la ciencia e interpretarlo como un aspecto religioso. El problema de esto es que, si casamos nuestra fe con los resultados científicos, nos exponemos a que, como la ciencia va cambiando constantemente, asimilando cosas nuevas o falseando otros postulados, si la religión se casa con ella, cae también con ella. Y aquí hay un problema que se refiere al “Dios de los agujeros”, muchos creyentes asumen esta postura al decir: esto que no podemos explicar, ahí está Dios. Eso es muy peligroso porque significa que a Dios lo vamos restringiendo cada vez más a medida que la ciencia va avanzando.
- Complementariedad: La ciencia y la religión se refieren a una misma realidad, pero desde perspectivas diferentes. Ambas proporcionan explicaciones que no rivalizan, sino que más bien son complementarias. En este tipo de modelo se asume que tanto la ciencia como la religión o la fe son necesarias para una comprensión mayor de la realidad.
¡Somos desafiados a seguir construyendo puentes entre la ciencia y la fe!
Verónica Grefa
Ecuatoriana. Ingeniera en Electrónica y Control de la Escuela Politécnica Nacional, realizó sus estudios de postgrado en Nanotecnología y nanoelectrónica en el Reino Unido. Actualmente es docente de la Escuela de Ingeniería Mecatrónica de la UIDE.
Sarah Nigri
Brasileña. Historiadora. Magister en Historia Política. Tiene un Posgrado en Democracia Participativa en movimientos sociales. Y es Secretaria General del movimiento estudiantil en Brasil ABUB.
Gustavo Sobarzo
Chileno. Médico Veterinario, Magister en Ciencias Biológicas y Secretario General del Grupo Bíblico Universitario de Chile GBUCH.