Somos gratos con nuestros Asesores Pastorales, quienes acompañan y forman a los estudiantes universitarios. Esta semana, queremos reconocer la tarea diligente y dedicada de dos de nuestras Asesoras, quienes han terminado su tiempo de servicio y misión con la CECE. Hoy leemos las reflexiones de Jouseth Moya: 

Me encuentro en mi casa, mirando por la ventana, acariciando a mi perrito y retrocediendo en el tiempo hasta el 2015. ¡Cuántas cosas han pasado en estos años! ¿Cómo es posible que cada pieza haya encajado en el tiempo y momento adecuado? 

En este ejercicio de viajar al pasado, veo a una Jous del 2015 llena de incertidumbres, cuestionamientos, con el corazón roto, con ganas de aprender, de encontrar una comunidad y muy comprometida en el servicio a la iglesia. No me gustaba (y hasta ahora tampoco me gusta mucho) ir a lugares donde sabía que habría gente desconocida. Esta fue una de las razones por las que “me hice la loca” para evitar asistir a las reuniones de la CECE en la universidad donde estudiaba. Sin embargo, gracias a una amiga muy especial, Daniela Larrea, me animé a participar. Asistí a las reuniones semanales, cumpliendo el rol de coordinadora sin un título formal (me daba miedo el rol, pero aun así lo asumía indirectamente jaja). Las oraciones y perseverancia de Ruth Hicks dieron fruto en el tiempo indicado. 

Aquí va un recordatorio y ánimo para mis queridos amigos Asesores: cada oración que hacen, cada vez que acompañan una reunión y nadie asiste después de haber tomado dos buses para llegar a la universidad, cada vez que un estudiante los deja en visto o cancela reuniones de discipulado; Dios lo ve, y son semillitas que darán fruto a su tiempo. Nada es en vano. Gracias por cada esfuerzo que realizan; están dejando una huella e impactando la vida de alguien, así como Ruth y otras personas lo hicieron conmigo. 

A pocos meses de graduarme, en 2017, mi oración a Dios fue: “Señor, ¿de qué manera puedo seguir sirviéndote en la CECE, que tanto me ha dado en tan poco tiempo?” Pocas semanas después, recibí una llamada de Josué Olmedo, quien era Director Nacional en ese tiempo, invitándome a considerar trabajar con la CECE como Asesora Pastoral. Yo solo dije sí, sin saber en lo que me estaba metiendo jaja. El proceso de levantamiento de fondos me asustó un poco, al igual que el hecho de no aplicar mi carrera al 100%. Durante este proceso de decisión, el respaldo de mi familia fue clave. Aunque tenían dudas e inquietudes sobre cómo aplicaría lo que estudié, me animaron a dar este paso de fe y me apoyaron para decir sí al llamado que Dios me estaba haciendo. Comencé trabajando como Coordinadora de Profesionales a nivel nacional, acompañando a Grupos Universitarios de la UDLA y la Universidad de los Dos Hemisferios. Luego, fui Líder de Equipo en Quito y, durante mis últimos dos años, Líder del Equipo de Comunicación. 

Hubo altos y bajos. Muchas veces me sentí sin las herramientas necesarias para ejercer mis roles, pero las personas que Dios puso en mi camino para enseñarme fueron clave, así como la confianza que iba generando en mí misma. También hubo momentos en los que me sentí físicamente agotada y no hacía mucho para pausar y retomar fuerzas. Con el tiempo, fui encontrando herramientas y momentos clave para descansar, poner límites en el trabajo y decir no sin sentir tanta culpa (aunque aún me cuesta y sigo aprendiendo). Un consejo para los Asesores que están comenzando: cuiden su salud física y mental, comuniquen cómo se sienten, sepan poner límites y no se llenen de demasiadas responsabilidades. Deleguen tareas, trabajen en equipo y busquen tiempos de descanso durante el año. Además, siempre estén dispuestos a aprender. 

La CECE fue un espacio de mucho aprendizaje personal, desde poner en práctica mi profesión hasta descubrir nuevos gustos y habilidades de gestión. Gracias, CECE, por ayudarme a descubrir para qué soy buena, por ofrecerme espacios de crecimiento en todas las áreas, por permitirme cuestionarme, por regalarme a mis mejores amigos, por ser el puente de reconciliación con la iglesia y por todos los viajes nacionales e internacionales. 

Como alguien me mencionó, no es un “adios”, es un “hasta pronto”. No quiero dejar de mencionar a todas las personas con las que pude servir de cerca. Al actual Equipo de Comunicación: gracias por su paciencia conmigo y por enseñarme más sobre este mundo tan creativo. Dejan una huella en mi corazón. Al Equipo de Asesores: gracias por enseñarme con su sabiduría y pasión por la vida de los estudiantes. A cada estudiante que pude acompañar: gracias por las conversaciones en la Ecovía, por las salidas a comer, por la confianza al contarme sus cosas y por llegar a formar una amistad sincera. A la gente de IFES que conocí a través de la CECE: gracias por la amistad que trasciende fronteras. Gracias a mi familia por su apoyo incondicional, sus oraciones diarias y el ánimo que siempre me brindan. 

La Jous que escribe estas palabras en 2024 solo puede decirle a la Jous de 2015 que, aunque en ciertos momentos parecía que nada tenía sentido, Dios estaba acomodando todo. Y a la Jous de 2025 en adelante le digo: todo va a estar bien. Así como en estos siete años Dios ha sido fiel y ha abierto caminos, así lo seguirá haciendo. Y del mismo modo que hoy me digo estas palabras, también se las digo a ustedes que me leen. ¡Dios está en control de todo! Puede que no vean el panorama completo, pero Dios sí lo sabe. Ocúpense de las cosas del Señor, busquen primero el Reino de Dios, y todo lo demás será añadido. ¡Cuando digo todo, es todo! 

Solo Dios puede hacer encajar las piezas en su lugar. 

Jouseth Moya

Jouseth Moya

Ingeniera en Negocios Internacionales por la Universidad de las Américas en Quito. Certificada por CETI en Estudios Teológicos Interdisciplinarios. Cuenta con una certificación en Project Management. Líder de equipo de Comunicación en la Comunidad de Estudiantes Cristianos del Ecuador, hasta 2024. Actualmente es parte de la Iniciativa Logos y Cosmos en América Latina de IFES como Administradora de Proyectos.