Esta es una serie de tres entregas, que nos invita a reflexionar sobre nuestra realidad de país y de América Latina. Con toda la crisis social y política vivida en Ecuador en los últimos años, siendo el más reciente el paro nacional de junio de 2022, es importante conocer la historia para entender la fragmentación y las desigualdades que existen hoy. Nos motiva el cuestionar los procesos de colonialismo y las huellas que ha dejado. En este contexto nos preguntamos, ¿de qué libertad hablamos? Varias preguntas surgen alrededor del tema y sobre todo cómo se vive la realidad del Evangelio en este contexto. Hoy Alejandra Ortiz, de COMPA, México, escribe para nosotros.
Desde el día en que murió la Reina Isabel II, los titulares mundiales se han concentrado en recordar su legado y en el ascenso de un nuevo rey. La Reina Isabel, como una de las monarcas más longevas de la historia, ha suscitado en algunos espacios la crítica y el debate acerca de la realeza y los símbolos colonialistas e imperialistas que representó. En el caso de América Latina, la colonización se produjo por el imperio español y portugués, los cuales definieron el devenir histórico de la región. Desde las ciencias sociales, partiendo de hace algunas décadas, se viene nombrando los efectos del colonialismo sobre el presente Latinoamericano, el cual se expresa en racismo, clasismo, indiferencia y marginación de los pueblos indígenas, así como la imposición de la mirada de Occidente sobre el mundo. En medio de todo esto, también recibimos un lenguaje común (español y portugués), así como la fe cristiana en sus diversas olas misioneras, la cual ha sido apropiada por los pueblos del continente latinoamericano.
Nuestras sociedades actuales son fruto de este proceso histórico. Por tanto, conocer la historia de nuestro país y los lugares donde servimos, es parte del discipulado cristiano. El trabajo misionero encarnacional nos invita a reconocer el mover de Dios donde estamos y esto nos lleva a echar un vistazo a nuestra historias nacionales, locales y personales. Como cristianos tenemos la tarea pendiente de revisar nuestras propias historias y reconocer las voces que anteriormente han sido silenciadas en la formación de nuestras identidades: la de las mujeres, los jóvenes, indígenas, afrolatinos y los inmigrantes asiáticos. Una mirada plural de nuestro contexto nos permite comprender mejor la realidad, reconociendo las tensiones. Construir esta nueva mirada de la historia nos requiere el esfuerzo de escuchar a los grupos que han sido marginados, no solo en sus reconstrucciones del pasado sino también en los aportes que arrojan a la edificación de nuevas sociedades y en su reconfiguración de la fe cristiana, la cual se contrapone a las visiones importadas de la teología occidental y norteamericana.
El evangelio de Jesús ha tenido fruto en nuestro continente, en medio de las luchas, las imposiciones ideológicas y los desafíos políticos y sociales. Como seguidores de Jesús, sirviendo en el medio universitario, tenemos la oportunidad de reconciliar nuestro pasado al reconocer el mover de Dios en los centros, las esquinas y la periferia de nuestras historias nacionales y personales. Reconocer el mover de Dios, más allá de los parámetros establecidos por la mirada de Occidente es parte del discernimiento para encontrar a Jesús hoy en nuestro contexto y libera al evangelio de Jesús de los elementos opresores de la cultura occidental. Solo entonces, el Evangelio se vive como buenas noticias para todos, incluidos los marginados por la historia.
Una tarea que nos queda es revisar, por ejemplo, los aportes de las teologías indígenas evangélicas, así como los esfuerzos de teólogos y misionólogos crecidos en IFES. Nuestros movimientos son un ejemplo del esfuerzo por vivir y reflexionar las Escrituras en diálogo y respuesta al contexto latinoamericano en diversos momentos de la historia. Tenemos la oportunidad de continuar el legado y el privilegio de vivir con integridad la reconciliación que el Evangelio trae a nuestras propias historias, así como a las realidades de nuestro contexto, lo cual trae vida, justicia, belleza y verdad.
Alejandra Ortiz
Alejandra es co-coordinadora de la Iniciativa Logos y Cosmos (ILC) en IFES América Latina, parte del equipo global de Conectar con la Universidad de IFES. Estudió historia en la Universidad y una maestría en teología. Casada con Abdiel y tienen dos hijas pequeñas.