A finales de julio fui parte de un evento de capacitación llamado ECUA, que es el Encuentro Cristiano Universitario Andino de los movimientos estudiantiles de la subregión andina de la IFES América Latina. Quiero compartirles en este artículo un resumen del taller sobre Administración de tiempo y dinero en el que participé.
El taller lo facilitó Loyda Sanabria de CCU, Bolivia. El enfoque es la mayordomía cristiana y sus implicaciones, donde se busca que los estudiantes identifiquen su situación actual en cuanto a: estudios, hobbies, tiempo libre, finanzas, iglesia, ministerio, entre otras. Así que pone a los estudiantes a considerar su agenda, observar los obstáculos que a primera vista parece tener, y como todo eso desemboca en la pregunta: ¿qué estoy haciendo con mi tiempo y dinero? Así, desde este punto de partida, el taller va a encaminar al hecho de que debemos considerar que nuestra vida debe reflejar a Jesucristo, ya que fuimos creados para dar gloria a Aquel que nos creó (Is. 43:7b) y que nos colocó sobre la faz de la tierra con el propósito de ser mayordomos y cuidadores de cada cosa que Él pone en nuestras manos (Gn.1:28-29). De esta forma, es un llamado a mirar nuestra vida a la luz de lo que el Señor en Su gracia nos dio para poder desenvolvernos en el diario vivir.
Entonces, ¿por qué estos dos recursos en específico? Como estudiantes universitarios, el tiempo y el dinero son factores realmente esenciales; organizarse para poder hacer muchas cosas en un solo día, y a veces casi ni dormir por cumplir todas ellas. Y es verdad que los universitarios tienen que aprender a ser más independientes y responsables con los recursos financieros, que no han de estar demás nunca. Pero no siempre se mantiene un régimen claro y disciplinado de cómo llevar nuestra agenda y presupuesto, pues como seres humanos somos fácilmente llevados a malgastar lo que tenemos en las manos.
Uno de los puntos del taller es cómo la mayordomía se nos fue dada y qué significa, siendo este el mandato cultural que Dios da a la humanidad de administrar los recursos y la creación (Génesis 1:28-29). Y además, muestra cuatro principios sencillos sobre la mayordomía cristiana específicamente:
- Principio de la propiedad: Dios como el Creador y propietario de todo cuanto hay, y nosotros como administradores; Dios nos da “el poder para hacer las riquezas” (Deuteronomio 8:18)
- Principio de responsabilidad: en realidad nada nos pertenece, por lo que somos responsables de como tratamos lo que se nos ha confiado.
- Principio de rendición de cuentas: la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) enseña cómo el Dios del universo nos ha de pedir cuentas de todo cuanto se nos ha dado.
- Principio de recompensa: con el fin de edificación del reino de Dios y gloria de Su nombre, el anhelo de los hijos de Dios debe ser el escuchar de Él: “buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…”
De esta forma se condensa verdades sobre la administración que el Señor revela en Su Palabra, y como podemos enfocarnos en ser fieles, y no derrochadores, injustos o irresponsables. “Todas las facultades que tenemos, nuestra capacidad de pensar o de mover nuestros miembros en todo momento nos son dadas por Dios. Si dedicásemos cada momento de nuestra vida exclusivamente a Su servicio, no podríamos darle nada que no fuese, en un sentido, Suyo ya.” – C.S. Lewis, Mero cristianismo.
Así se muestra el “de qué y para qué” somos mayordomos, donde están los talentos y habilidades, los dones, el tiempo, el templo (cuerpo), la mente, la boca, las relaciones, la familia, las posesiones, el trabajo, la gran comisión (el evangelio), la Palabra y la comunión el Espíritu Santo. Si el estudiante se percatara en considerar estos factores como gracias del Señor que es bondadoso, podría poner todo esto delante de Él para sea Él quien comande y guíe el caminar, y así vivir en agradecimiento, paz y obediencia al Salvador de nuestras almas.
Finalmente, se incentiva al estudiante a definir prioridades en el uso del tiempo, reconociendo las distracciones y enfrentándolas, considerando que no podemos comprar el tiempo, y como dice Pablo: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5:15-16).
Por Shirley Coral
Líder estudiantil de la CECE; se congrega en la Iglesia IEVI, estudiante del noveno semestre de la carrera Administración de Empresas en la UDLA.