En estos días, tal vez te has preguntado ¿cómo ha sido la vida en cuarentena para amigos de la CECE en otros países? Hoy compartimos los aprendizajes y desafíos de Zach Smith, quien sirve como asesor en GBU en Pisa, Italia.

La COVID-19 ha sido una experiencia surreal en Italia, y estoy seguro que también lo ha sido en otros países. En menos de una semana, nuestras vidas y perspectivas cambiaron completamente. Donde vivo, en la ciudad de Pisa, estuvimos a poco tiempo de tener nuestra primera semana de misión desde que reinició el grupo de GBU (CECE en Itallia) hace 3 años. Para mi fue un tiempo de desilusión, ajustes y preocupación. Mi esposa y yo hemos sido afortunados de no tener personas cercanas afectadas por el virus, pero lo que les quiero compartir no es sobre el virus o GBU, sino como Dios ha usado este tiempo para transformar mi corazón y mi vida.

Tengo que comentarles que durante mi tiempo sirviendo en un ministerio cristiano, he luchado constantemente con el sentimiento de ser insuficiente o inedecuado. A veces (en realidad, con mucha frecuencia) mi corazón ha sido bastante legalista, en el sentido de que pienso que debo hacer cosas para ganar la aprobación de Dios, o para tener méritos con Él y también para justificar el apoyo generoso de mis socios de misión que me permiten servir en Italia. Estos sentimientos se intensificaron durante la cuarentena, porque las cosas que hacía para sentirme mejor, para sentir que soy un buen misionero, se desvanecieron como el polvo. Me quedé sin nada… bueno, casi nada. Llené el tiempo con llamadas de Zoom, eventos online y mis estudios. Pero tenía una sospecha interna que no me dejaba tranquilo en ningún momento. Cuando se acercó el tiempo de terminar la cuarentena más estricta, Dios abrió mis ojos para darme cuenta de mi realidad: esta no es la manera de vivir para un hijo que ha sido adoptado por Dios.

Resulta irónico estar predicando sobre la libertad en Cristo y a la vez vivir bajo la esclavitud a la ley. Poco a poco, Dios está abriendo mis ojos para ver cuan profundo estos patrones de pensamientos, se han enraizado en mi manera de vivir. No ha sido fácil, pero sin la cuarentena, no se cuánto tiempo más hubiera seguido en este camino, muriendo lentamente por dentro. Gracias a Jesucristo, quien a través de su Espíritu Santo me está liberando. La carta de Pablo a los Gálatas me ha estado ministrando, porque ¡yo he sido igual de necesitado como ellos! No puedo evitar pensar que en estos 3 meses otros también han vivido una experiencia similar. Sé que en retrospectiva, veré que el tiempo de cuarentena marcó un antes y después en mi caminar con Jesús. Doy gracias a Dios y oro por las personas quienes, como yo, están finalmente escuchando la voz de Dios después de años de ocupaciones y distracciones. Que el Espíritu Santo guíe a su Iglesia, que traiga avivamiento a nuestros corazones, nuestras ciudades, nuestras universidades y nuestro mundo.


Zach Smith es de Nueva Zelanda, casado con Alicia de Perugia (Italia) y sirve con GBU en Italia desde 2015. Estudió Desarrollo Comunitario en Wellington y participó en TSCF (la CECE en Nueva Zelanda). Zach sintió un llamado a servir en misiones transculturales desde los 13 años y ese llamado fue confirmado durante su participación en el congreso de misiones Urbana de InterVarsity EEUU en 2012.