Esta es una entrega especial, Ruth Hicks ha terminado un periodo muy significativo de servir en la CECE, y nuestro corazón está lleno de gratitud por su vida y ministerio. Hoy compartimos algunas de sus reflexiones desde su experiencia como Asesora, Líder de Equipo y Directora Nacional, y el proceso de cerrar este tiempo de servicio y misión.
Cuéntanos parte de tu historia con la CECE. ¿Cómo llegaste? ¿En qué te involucraste?
Llegué a Guayaquil en agosto de 1999 para servir en un proyecto de VIH y de salud de mujeres liderado por unos amigos misioneros. Me puse a aprender español y después de varios meses decidí hacer la investigación para mi tesis de maestría en Ecuador en el área de salud y desarrollo. Como universitaria en Nueva Zelanda fui parte del grupo estudiantil cristiano en mi universidad (TSCF) por lo cual fue bastante natural para mi buscar la CECE. Ambos grupos son parte de la familia de IFES.
Así me involucré como voluntaria en los inicios de formar un grupo universitario en Guayaquil junto con Josué en el 2000, hasta formalizar el vínculo entre CECE-TSCF (el movimiento en Nueva Zelanda) en 2002, después de haberme casado con Josué. Servimos en Guayaquil por 6 años, hicimos estudios teológicos, y entre el 2010-2019 serví como Asesora Pastoral en Quito y en el área de capacitación.
Ha sido un gran privilegio y de mucho aprendizaje servir como Directora Nacional durante el periodo 2020-2023. Quisiera agradecer a los directores, Asesores y generaciones de estudiantes de TSCF en NZ que han orado e invertido en la misión en Ecuador. Sin su apoyo no pudiéramos haber servido tantos años en la CECE.
¿Por qué servir con la CECE?
Después de más de 20 años de trabajar con universitarios, sigo convencida que la misión en la universidad y compartir la esperanza del Evangelio a los y las universitarios es muy estratégico. Cada estudiante se encuentra construyendo su proyecto de vida y están buscando relaciones significativas y un sentido que les orienta. El ministerio universitario tiene la oportunidad de formar vidas y orientar en que van a creer y con cuales valores van a vivir. Es crucial modelar y enseñar como dialogar desde la fe con los temas del contexto actual.
¿Cómo la CECE invirtió en tu vida?
Un gran regalo que he recibido de la CECE es ser parte de una comunidad de hospitalidad y de formación. Recuerdo con mucho aprecio varias conversaciones alrededor de la mesa con Tarsicio y Reidun Vargas en los primeros años sirviendo en Guayaquil. Junto con Josué, mis hijas y mi mamá, hemos sido abrazados y cuidados por la CECE y la familia de IFES en sus diferentes expresiones.
La CECE ha invertido en mi vida en varios eventos de capacitación y brindándome la oportunidad de usar los dones dados por Dios. También la comunidad de la CECE ha mostrado mucha gracia en aceptar y ser paciente con mis diferencias culturales.
¿Cómo has invertido en la vida de otros?
He invertido en la formación de generaciones de universitarios: cada conversación, el acompañamiento pastoral y desarrollo del liderazgo de cada estudiante y Asesor. Una de las más grandes satisfacciones ha sido trabajar con colegas Asesores y miembros de la Junta que previamente tuve el privilegio de discipular cuando eran estudiantes. Ver su crecimiento y servicio en todas las áreas de la vida como fieles discípulos de Jesús, es sumamente especial.
¿Cuáles han sido algunos de los aprendizajes más significativos que has tenido en tu tiempo como Directora Nacional?
Vivir y liderar en comunidad. Desde el proceso de discernir juntos el libro del año que vamos a estudiar, hasta los momentos más críticos de la pandemia en la que tuvimos que repensar la forma de hacer misión; cada decisión refleja los aportes y proceso de los coordinadores estudiantiles, el equipo de Asesores Pastorales, los profesionales y la Junta Directiva. He aprendido mucho de cada persona, proceso y cómo Dios se muestra a través de una comunidad en misión.
¿Cuáles han sido algunos de los momentos más bellos y también los más duros de servir en este rol?
Entre muchas, una de las alegrías más grandes ha sido ver estudiantes que se conectaron de manera virtual durante la pandemia aceptar el reto de iniciar nuevos grupos presenciales en sus universidades. Ver su iniciativa en compartir y servir a sus compañeros, su crecimiento y compromiso.
El desafío más grande era liderar un equipo durante la pandemia. Escuchar, lamentarse y guiar juntos una comunidad en medio del dolor, el cansancio e incertidumbre. Al mismo tiempo fue uno de los aprendizajes más constantes de ver como la Palabra de Dios nos habló con tanta firmeza y ánimo en tiempos de caos para la misión. Fue impresionante como el libro del año respondió a las necesidades, sin saber las circunstancias que íbamos a enfrentar.
¿Cuál es el legado que dejas? ¿Cómo animarías a la CECE a seguir caminando en la misión?
A manera de legado quisiera recordar cuatro ideas centrales de los libros que hemos estudiado en estos últimos años como ánimo y desafío para seguir en la misión. En el 2020 exploramos el libro de Deuteronomio con el lema “¿Qué eliges?” Nos desafió a escoger entre la vida de la muerte (Deut. 30:15) y en particular considerar el rol de la ley dada por Dios para proteger y promover la vida de la comunidad y en particular de los más vulnerables.
Durante el 2021 estudiamos el libro de Hechos con el lema “Entretejidos por el Espíritu, enviados a la misión”. Operando en modo virtual, fuimos movidos a cruzar fronteras e igual como las primeras comunidades de creyentes encontrar la manera de ser una comunidad en misión, enviado y empoderados por el Espíritu. Seguimos dependiendo del impulso y poder del Espíritu para construir nuevas comunidades de misión.
“Preguntas honestas a Dios” desde el libro de Job fue nuestra guía durante el 2022. Fue muy necesario aprender de Job como lamentar, entregar los reclamos y quejas a Dios con honestidad. También ser una comunidad que acompaña en la realidad del dolor y caos sin dejar de confiar en un Dios misericordioso, justo y soberano.
La invitación de explorar lo que Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado” desde la carta de 1 Corintios ha sido de reto durante 2023. Junto con la comunidad en Corinto, Pablo nos recuerda que somos gente de la resurrección; a ser un cuerpo que usa sus dones para servir a otros y de crecer firmes en la fe y en el amor.
Doy gracias a Dios por el privilegio de servir en la CECE durante los últimos años, por cada amistad, vida formada y con la plena confianza que la gracia del Señor seguirá sosteniendo la nueva generación de estudiantes y la misión de Dios en la Universidad.
Ruth Hicks
Ruth es de Nueva Zelanda y vive en Ecuador. Está casada con Josué y tiene dos hijas. Sus estudios son en Fisiología y Nutrición, Desarrollo Comunitario y Teología. Ha trabajado con universitarios por 20 años, y sirvió como Directora Nacional de la CECE 2020-2023.