Sabemos que toda la Palabra de Dios ha sido inspirada por él. Pero hay momentos en ella que parecen pintados por sus manos. Como una escena en un cuadro, donde las fechas, lugares y personajes encajan a la perfección.
Creo que uno de esos momentos es el relatado en Nehemías 8. Escogí este pasaje para compartir un devocional en la reunión de la Junta Directiva de la CECE (en octubre), porque sentí como Dios iluminaba, desde el mismo, varios de los aspectos que me han enriquecido en la CECE, ya que esta comunidad es una muestra de las bendiciones que Dios nos otorga a través del cuidado pastoral en su pueblo. También me motivó ver la forma en que nos ayudó a preservar nuestros corazones encendidos en adoración frente a la tarea de la planificación estratégica en un taller de gobernanza dictado por la IFES, como una colaboración a la CECE, y particularmente a los miembros de la Junta Directiva.
Les presentaré entonces algunos de los elementos más notables del texto bíblico mencionado.
Los personajes
El libro de Nehemías en el canon hebreo forma un solo libro junto con Esdras, a pesar de que los sucesos relatados bajo ambos títulos distan entre sí por al menos 70 años. ¿Qué une a estos personajes? Ambos estuvieron a cargo de procesos de reconstrucción y del cuidado de un grupo de israelitas que volvía a su tierra durante el exilio. Esdras era un sacerdote y escriba; Nehemías, un gobernador, y desde estos dos énfasis diferentes en su servicio, abordaron el cuidado pastoral. Esdras, desde un énfasis levítico, lo que podríamos llamar hoy “eclesial”; Nehemías, en cambio, desde un énfasis administrativo, lo que podríamos considerar “secular”.
Estas dos expresiones de cuidado, las vemos manifestadas todo el tiempo en el pueblo de Dios y un verso de Apocalipsis lo resume a la perfección.
“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
Apocalipsis 1:5-6 (fragmento)
El reinado y el sacerdocio, la “administración” y la “ministración”.
Siendo una comunidad de estudiantes y profesionales, recordar la presencia de estos dos énfasis ayuda a cambiar la tensión entre lo “eclesial” y lo “secular” por el equilibrio, pues ambas cosas deben estar al servicio de Dios y ser una manifestación de su providencia. Estamos llamados a que la Palabra ilumine todas las áreas de nuestras vidas.
Volver a casa
Como mencionaba, el libro de Esdras-Nehemías está marcado por la vuelta a casa.
Después de pasar casi un año estudiando Génesis, tenemos claro que nuestro Dios creador tiene una forma peculiar de hacer visible lo invisible (Romanos 1:20). El pueblo de Israel sabía lo mismo. Por lo tanto, el volver a la seguridad y pertenencia de su tierra les recordó que podían volver a la seguridad y pertenencia de su Dios.
El exilio y la esclavitud habían sido difíciles y el proceso de reconstrucción lleno de una tensión que le dio un “sabor de gloria” a la victoria. Todo esto era una forma de recordarle al pueblo su llamado al avivamiento, un proceso que suele estar marcado por el quebrantamiento del corazón (Isaías 40:1-5).
No siempre nuestros dolores vienen por causa de nuestros pecados, y ser obediente tampoco nos exime de problemas, incluso Jesús nos advirtió que en el mundo tendremos aflicciones. Estamos llamados a ver todas estas cosas con esperanza, como una oportunidad para que Dios “revele su gloria”. Estamos llamados a descansar en el control total de Dios.
La alabanza
Como Esdras, podemos usar de la alabanza como un recurso valioso para encaminar nuestros corazones y los de otros.
“Esdras alabó al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, con las manos levantadas, exclamó: «¡Amén! ¡Amén!»”
Nehemías 8:6
Qué oportuno fue Esdras al escoger la grandeza de Dios, para alabarle. Recordar esta cualidad nos ayuda a descansar y ser agradecidos.
La respuesta
«¡No se lamenten ni lloren en un día como este! Pues hoy es un día sagrado delante del Señor su Dios».
Nehemías 8:9 (fragmento)
Y Esdras no sólo manifiesta un cuidado pastoral hacia el pueblo cuando va a exponer la Palabra, sino que también vela por la respuesta que el pueblo tiene ante la misma. A veces, en los procesos de quebrantamiento, tendemos a mirar a nuestro pecado con culpa y dolor y nos olvidamos de que solo hemos llegado a las puertas del arrepentimiento, de la mano de Dios. Estamos llamados a ver a Dios y no a nuestro pecado, nuestras circunstancias o nuestro dolor.
Nehemías continuó diciendo: «Vayan y festejen con un banquete de deliciosos alimentos y bebidas dulces, y regalen porciones de comida a los que no tienen nada preparado. Este es un día sagrado delante de nuestro Señor. ¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!».
A través del perdón, estamos llamados a saborear la alegría y la celebración que se encuentran en la santidad de Dios. Estamos llamados a saborear su bondad en todas las muestras visibles de su gracia invisible. Ya sea en el dolor del quebranto y las pruebas, o en lo sabroso de la comida y la compañía, estamos llamado a probar que él es bueno.
Un sentir contagioso: estudiar, obedecer y enseñar
“Así fue porque Esdras había decidido estudiar y obedecer la ley del Señor y enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel.”
Esdras 7:10
Estudiar, Obedecer y Enseñar la Palabra fue lo que Esdras decidió hacer cuando se vio al cuidado de otros, y por la gracia de Dios, este sentir fue contagioso. Esdras no está solo, hay más personas procurando lo mismo, incluyendo a Nehemías (versículo 7). Esto nos anima, porque el mismo sentir que Dios ha puesto en nosotros, queremos verlo contagiado en nuestros campus, lugares de trabajo, familias e iglesias.
¿Por qué? Porque su Palabra es lo que él usa:
- Para ordenar el caos (Génesis 1:1)
- Para crearlo todo (Génesis 1:3)
- Para crearnos de nuevo (2 Corintios 4:6)
- Para bendecir (Génesis 1:28); y en esa bendición, faculta, habilita y empodera.
- Porque Jesús es en quien la Palabra invisible de Dios, se hizo claramente visible, porque toda la Escritura, nos conduce a Él, y es en Él en quien ahora la iglesia, el pueblo de Dios, escreada de nuevo, es ordenada y recibe bendicion.
“Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él. La Palabra le dio vida a todo lo creado, y su vida trajo luz a todos.”
Juan 1:3-4
Todos
“el sacerdote Esdras llevó el libro de la ley ante la asamblea, que incluía a los hombres y a las mujeres y a todos los niños con edad suficiente para entender.”
Nehemías 8:2 (fragmento)
Esta Palabra, esta buena Palabra es para todos. Estamos llamados a pasar la voz.
Mi amada CECE, en la dulzura o en el dolor, en todo tiempo, ¡que la palabra del Señor CORRA y SEA GLORIFICADA!
Por Isabela Pineda
Estudiante de sexto semestre de Arquitectura en la Pontifica Universidad Católica del Ecuador. Es una de las líderes estudiantiles de la CECE Quito y sirvió por un año en la Coordinación Nacional de Estudiantes.