Entrelazados para la misión

En Hechos, se describe con lujo de detalles a la comunidad de discípulos de Jesús, quienes perseveraban en anunciar la Buena Noticia, se reunían alrededor de la mesa, oraban, adoraban juntos, compartían sus posesiones con generosidad, atendían al necesitado y “cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos” (Hechos 2:47). De la misma manera, nuestra comunidad sigue siendo entrelazada por el Espíritu Santo para la misión en la Universidad. Hoy escuchamos historias de estudiantes, quienes se unieron a nuestra comunidad en misión durante la pandemia.

Ser familia pese a la distancia – Dalila Pazmiño

La CECE vino como una respuesta de parte de Dios a mi vida. Antes de que comenzará todo, estaba intentando vincularme con las personas, siempre he tenido ese miedo de socializar y hablarles de Dios a quienes me rodean. Entonces ocurrió la pandemia y pensé que relacionarme con las personas había terminado ahí, pero el fuego de querer compartir acerca de Dios seguía ardiendo en mí. Dios conocía el deseo de mi corazón y había escuchado mis oraciones. Poco tiempo después vi a la CECE en un anuncio digital, su visión y misión estaban relacionados con lo que tanto deseaba, lo que motivó mi corazón, entonces sabía que debía pertenecer a la comunidad.

Al caminar con la CECE he conocido a varias personas de diferentes lugares y naciones que sienten lo mismo que yo. A pesar de no verlos de forma física, el escuchar sus historias me mostró la unidad que todos tenemos y que sólo el Espíritu Santo es capaz de protagonizar.

Uno de los varios desafíos que todavía tengo, es desenvolverme con mis compañeros, pero que sé que Dios está puliendo eso en mí, dándome la oportunidad de ser Coordinadora del Grupo Universitario (GU) de Latacunga. Sé que Dios me está utilizándome a través de la CECE.

El ser parte de esta comunidad, me ha hecho sentir que estoy en familia a pesar de la distancia. Agradezco mucho a la CECE por brindarme muchas herramientas para ayudarme a crecer y desenvolverme a nivel personal y también como estudiante.

Un deseo ferviente de servir – Juan Andrade

Aún recuerdo mi primer acercamiento en la CECE, la invitación de una amiga y hermana de mi iglesia local fue más que suficiente para estar fascinado con esta grandiosa comunidad. La pasión y hermandad de los Asesores junto a los Coordinadores de diferentes Grupos Universitarios realmente hizo crecer en mi ese deseo de servir como parte de la misión en la Universidad. A pesar de haber estado viviendo una crisis sanitaria y humanitaria a nivel mundial y en su punto más alto, seguía sintiendo ese deseo de servir en la universidad. Meses antes no puede hacerlo por la simple razón de que me sentía como alguien dijo una vez: “un cristiano solitario”, este ambiente de comunidad, unidad y apoyo fue más que suficiente para adentrarme de lleno al servicio de las misiones con la CECE.

Actualmente seguimos aislados, pero ya deslumbramos nuevos comienzos. Sin embargo, me atrevo a decir que el Espíritu Santo nos ha mantenido entrelazados como comunidad a través de la oración de miles de fieles. No hemos tenido la dicha de vernos cara a cara nuevamente, pero esas oraciones representaron un tiempo de refrigerio en medio de la angustia de los nuevos integrantes, que se añadían a la comunidad con la intención de buscar paz y verdad. Es claro que fue difícil al principio, intentar llegar al ritmo en que los demás Coordinadores ya estaban acostumbrados fue un poco estresante y lleno de incertidumbre. El impacto de cada reunión intentando llenar el corazón de todos los presentes a través de la palabra de Dios, me da fortaleza e inspiración para seguir sirviendo con amor, comprometido con la misión y la comunidad universitaria.

Damos gracias a Dios por su Espíritu Santo quien nos une como comunidad, nos anima y empodera para continuar con la misión en cada Universidad.