Mi mamá me contó que cuando era un niño era muy difícil enseñarme algo, porque cada vez que lo intentaban mi respuesta era: ¿Por qué? Actualmente, hago exactamente lo mismo. Debe ser por eso que el libro de Job me fascina más y más mientras lo estudio.
En este libro encontramos a Job, paciente e insistente, buscando las razones del porqué de su sufrimiento. El personaje se describe como un hombre justo, de hecho, el hombre más justo de la tierra; pero uno de quien Satanás afirma que es justo solo por recibir bendiciones de Dios. Satanás sostiene que, si Dios permite quitarle todo lo que Job posee, él comenzará a maldecirlo. Mientras se desarrolla la historia, el sufrimiento de Job es tan intenso que se encuentra postrado, maldiciendo el día en que nació y llorando de dolor.
Más adelante aparecen tres rondas de discursos entre: Job y tres amigos (Elifaz, Bildad y Zofar). Durante este espacio los amigos argumentan que el sufrimiento que experimenta es por su pecado. Job responde una y otra vez a las acusaciones y comienza a formular preguntas a Dios. Después surge el discurso de Eliú, quien afirma que el sufrimiento tiene propósitos educativos. Casi al final del libro aparece Dios. Él empieza haciendo pregunta tras pregunta acerca de la capacidad de Job para hacer cosas que no puede, pero Dios sí. Ya en el epílogo se puede leer como Dios reprende a los amigos y restaura la familia y posesiones de Job.
Vamos a ir descubriendo que las preguntas son centrales en la narrativa de Job. Así que: ¿Cuál es la importancia de las preguntas? Mientras les doy mi perspectiva, piensen en el lema de libro: Preguntas honestas a Dios. Estamos acostumbrados a recibir sabiduría a través de consejos o proverbios, pero en Job se obtiene esta sabiduría por medio de preguntas. Es a través de las preguntas que Job conoce mejor a Dios. El Señor ha puesto en la Biblia una expresión honesta ante un dolor tan profundo por medio de las preguntas. Es así que estas nos han sido dadas, no solo para que nos identifiquemos con ellas, sino para ayudarnos a entender y responder correctamente ante el sufrimiento. Hacer preguntas a Dios revela nuestra confianza en Él y también revela nuestras limitaciones.
La pregunta que más resuena en el libro es: ¿Por qué estoy sufriendo? No responderé esa pregunta, pero puedo compartirles que he aprendido de ella por medio de Job. El dolor no es una excusa para no tener una fe íntegra. En medio del sufrimiento y todas sus interrogantes, Job se aferró a Dios y a su devoción a Él, nunca lo maldijo. Job no supo por qué sufría, pero entendió que Dios, el poderoso creador y sustentador de todo el universo, sí y confió en Él. Job sabía que Dios no permitiría que su dolor, sufrimiento y aflicción fueran el último capítulo. Job sufrió en el presente, pero nunca perdió la confianza en el futuro. Job, al ser un hombre íntegro, no estuvo exento de pasar por sufrimiento y dolor.
Job es un extraordinario libro, viajaremos hacia lugares difíciles y oscuros. Veremos acusaciones que nos dejarán sin aliento. Encontraremos preguntas difíciles, nos identificaremos con algunas y es muy probable que hagamos las nuestras. Es por eso que, en nuestra misión en la universidad, estemos prestos para escuchar las preguntas de nuestros compañeros y seamos humildes y honestos para preguntar a Dios. Yo empecé a preguntar, ahora quiero escuchar ¿Cuál es tu pregunta honesta para Dios?
Encaminémonos en este viaje para conocer mejor a Dios y expresar junto con Job “Hasta ahora solo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos” (42:5).
Daniel Castillo
Daniel es Ingeniero Químico y Asesor Pastoral de la cuidad de Quito.