Hoy en día casi todas las familias tienen una Biblia en casa o al menos la han tenido. Hemos leído y escuchado sobre los discípulos de Jesús y cómo ellos comenzaron a expandir el mensaje de salvación. Conocemos la historia de Pablo aquel perseguidor de cristianos que tuvo un encuentro con Jesús y comenzó a predicar del amor de Dios en pueblos y ciudades de toda Roma, es así como la iglesia comenzó a formarse.
En algún punto de la historia, la iglesia comenzó a distorsionar el mensaje de Jesús y para el siglo XVI, solo el Papa y los sacerdotes eran los dueños de la verdad y el perdón de los pecados era otorgado únicamente si comprabas indulgencias y cumplías algunas penitencias impuestas por el clérigo.
En este punto ya no existía una relación directa entre el creyente y el Señor, pues había un intermediario. Pero, el 31 de octubre de 1517, un monje se levantó y decidió ir en contra de la iglesia, en las puertas del castillo de Wittenberg, Alemania. Martín Lutero presentó sus 95 tesis donde detallaba sus observaciones sobre la enseñanza de las Sagradas Escrituras y su desacuerdo con las prácticas que venía desarrollando la iglesia.
En ese entonces, pocos podían tener acceso a la Biblia, pues solo los clérigos y personas de la clase alta podían leerla. Parte de lo que la Reforma buscaba, era conceder acceso a la Biblia y que cada creyente pueda leerla e interpretarla para así tener un mejor conocimiento y acercamiento al Señor. Para esto Lutero también tradujo el Nuevo Testamento al alemán y gracias a la imprenta pudo ser replicado con mayor facilidad.
Es importante que conozcamos nuestra historia de la fe y la iglesia. Esto nos ayuda a recordar que por gracia somos salvos y que existieron personas que por su amor hacia Dios y al prójimo, salieron de su zona de confort para darnos acceso a la lectura de la Biblia en espacios públicos y también a un mayor entendimiento del Evangelio.
Para seguir reformando nuestras vidas, iglesias y comunidad debemos seguir creyendo en Jesús, mantener una lectura constante y responsable de la Palabra, sin buscar nuestro beneficio sino el de la colectividad. De esta forma, la voluntad de Dios siempre estará por delante, recordemos que solo somos los siervos de Él y es Jesús quien nos puede perdonar de nuestros pecados sin necesidad de pagarle a alguien.
La Reforma fue un hecho que cambió la historia, pues usted y yo podemos leer nuestra Biblia con tranquilidad. ¡Qué maravilloso que tenemos acceso a la Biblia y que podemos estudiarla juntos en nuestros campus universitarios!
Miguel Peñafiel
Vivo en Guayaquil, estudié comunicación social en la ESPOL. Acabo de casarme con Valeria Castro y sirvo como Asesor Pastoral en mi ciudad y a los Grupos Pioneros de la CECE.