En el ministerio estudiantil universitario es común escuchar preguntas. Preguntas que los estudiantes se plantean acerca de Dios o que le plantean a Dios. Preguntas acerca del sentido último de la existencia y preguntas acerca del aquí y ahora de la vida. Las preguntas e inquietudes son la materia prima con la que trabajamos. Es así que una de las cosas que sorprende a los estudiantes al explorar los evangelios, es la habilidad de Jesucristo de plantear agudas preguntas en medio de sus diálogos y polémicas con gente a la que servía, sus discípulos y líderes religiosos de su época. ¿Cuál es el valor de las preguntas? Su valor consiste en colocar al interlocutor en la posición de revisarse honradamente a sí mismo—descubrirse—y así responder.
Pero las preguntas de Dios no solo están planteadas en los evangelios. Ya en Génesis se registran algunas. Hay una que es particularmente aguda, tanto la pregunta como su respuesta. La pregunta ocurre luego de que Caín “se levantó contra su hermano Abel y lo mató” (Gn 4.8b). El Señor le plantea a Caín la pregunta: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” (Gn 4.9ª). La pregunta apunta a cuatro direcciones: la iniciativa de Dios para intervenir luego de que una vida ha sido cegada; la iniciativa del Señor de entrar en diálogo con Caín; el conocimiento del Señor del asesinado por nombre; y la preocupación del Señor por encuadrar lo ocurrido en el marco de las relaciones: tu hermano. La respuesta de Caín a la pregunta planteada por el Señor es reveladora. Tristemente reveladora. Caín afirma: “No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?”. La respuesta descubre la tragedia humana: ignorancia intencionada y relaciones interpersonales nominales (solo de nombre) carentes de cuidado efectivo. Caín dice no saber y dice no tener responsabilidad alguna por alguien a quien llama hermano. A este diálogo iniciado por el Señor se añade una pregunta más por parte de Dios, el juicio de Dios, la respuesta insensible de Caín quien solicita seguridad y resguardo, y la salida de Caín de la presencia de Dios. Ahora no vamos a explorar estos detalles.
En el pasado Campamento Nacional, con temor y temblor, nos atrevimos a tomar esta pregunta de Dios y responderla. Lo hicimos seleccionando una serie de 19 preguntas que los estudiantes respondieron de manera individual y anónima. Las preguntas incluían temas sobre integridad académica, situación económica, desempeño académico, sexualidad, autoestima, acoso o abuso sexual, abuso de alcohol y uso de drogas, relación con la familia de origen, iglesia local y la CECE, entre otras. Las hojas donde habían respondido fueron recolectadas y luego redistribuidas entre los participantes. Las preguntas fueron leídas una por una, dando un espacio para que los estudiantes que encontraban una respuesta positiva en su hoja en la pregunta leída se pusieran de pie simbólicamente representando así a su hermano—otro estudiante en la sala. Como podrán imaginar el ambiente era sensible—‘denso’, como dirían los estudiantes. A través del ejercicio nos enteramos—de manera anónima, lo reitero—de las luchas de nuestros estudiantes. Hay un significativo grupo de estudiantes que admiten luchar con la trampa en sus exámenes y tareas; otros que admiten luchas con varios hábitos en el area de la sexualidad, incluyendo experiencias de acoso o abuso; otros admiten dificultades relacionales en sus familias, entre otros resultados.
La dinámica que les describo es solo el inicio de respondernos a la pregunta ¿Dónde está tu hermano? A partir de haber descubierto dónde esta mi hermano el estudiante universitario de la CECE, vamos a implementar varias iniciativas como parte de una estrategia pastoral que brinde a los estudiantes lo necesario para empezar a trabajar estos asuntos. El equipo de asesores pastorales y el liderazgo estudiantil están involucrados en este proceso. En las siguientes semanas saldrán algunos artículos en este blog que ofrecerán a los estudiantes algunas orientaciones.
Como un primer paso para respondernos a la misma pregunta, pero tomando en cuenta a la comunidad estudiantil universitaria más amplia, los siguientes tres artículos de este blog abordarán tres situaciones diagnosticadas por especialistas como problemáticas entre los estudiantes universitarios del país: malos hábitos alimenticios, pornografía y consumo de alcohol y cigarrillo. Es allí donde están algunos de nuestros hermanos universitarios en general.
Confiamos en que el Señor nos proveerá del talento humano y los recursos para atender estas situaciones en el contexto de lo que es nuestra misión fundamental: proclamar el evangelio, formar discípulos y enviarlos a servir en la U y en el mundo laboral.
Apreciamos sus oraciones e ideas.