Más allá de comer las doce uvas, correr con la maleta alrededor de la cuadra y quemar el año viejo, un nuevo año calendario nos invita a estar quietos y tomar el tiempo para evaluar el año que terminó, considerar y soñar por el año que va a iniciar. Quisiera sugerir dos cosas puntuales para hacer este fin e inicio de año.
Primero, toma el tiempo para reflexionar, articular y apropiarse de los aprendizajes del 2021. Ha sido un año, dos años en realidad, muy complejos por la pandemia. Hay varios estudios a nivel sociológico e histórico, que muestran que el impacto de una crisis global como la pandemia tiene una duración a corto, mediano y largo plazo. Aquí comparto el link de un artículo muy interesante al respecto: La cruel pedagogía del virus – CLACSO
Evalúa para ti personalmente: ¿Cómo te ha impactado la pandemia a nivel relacional, espiritual, físico, económico? Además de la pérdida de seres queridos, la enfermedad en sí, existen muchos impactos colaterales en el aumento de violencia intrafamiliar, soledad, depresión y ansiedad. Muchas personas recién están experimentando afectaciones en su salud física como manifestación de vivir con altos niveles de estrés por un periodo extendido.
¿Qué cosas debo lamentar? La tristeza y el lamento son parte de la vida del discípulo de Jesús. El lamento empieza con expresar a Dios tus sentimientos y dolor. Lamentar permite que nazca la esperanza. Pueden leer más sobre el lamento en este blog: Lamento: Un grito en medio del dolor – CECE (somoslacece.com). Si necesitas ayuda para procesar lo que has vivido, busca a alguien de confianza para conversar o un profesional de salud si es necesario. ¿Dónde has percibido la presencia de Dios en medio de este tiempo? ¿Qué has aprendido de su Palabra? Dios ha estado presente incluso en tiempos de oscuridad y silencio, Él sigue sosteniendo la vida. Aquí podemos aprender mucho de Job, el personaje que vamos a conocer más en el 2022, sobre cómo el resistió a la tentación de caer en respuestas clichés. Job no acepta clichés como respuesta a su sufrimiento. Aún en medio de su profundo dolor, Job confía en Dios.
Segundo, permite que tus aprendizajes formen verdaderamente parte del proyecto y oportunidades para el 2022. Me gustó mucho una frase compartida en un encuentro de trabajo reciente, pensando en cómo servimos en la CECE en este momento de misión en modo híbrido, nos centramos en: desestructurar y reestructurar. La pandemia desestructuró lo que consideramos “normalidad” en todas las áreas de la vida y como ministerio universitario. A cada uno, a nivel personal, familiar y social nos queda el desafío de restructurar relaciones, actividades, planes y sueños. Les invito a no esperar volver a la “normalidad” de antes, más bien, reestructurar con los aprendizajes de este tiempo, los dones y el llamado que Dios te ha dado.
“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Romanos 15:13
¡Nos seguimos cuidando y bienvenido el 2022!
Ruth Hicks
Ruth es de Nueva Zelanda y vive en Ecuador 18 años. Está casada con Josué y tiene dos hijas. Sus estudios son en Fisiología y Nutrición, Desarrollo Comunitario y Teología. Ha trabajado con universitarios por 20 años, y actualmente sirve como Directora Nacional de la CECE.