«Crisis climática, amenazas en los ecosistemas, pérdida de la biodiversidad»; han pasado años desde que los seres humanos nos hemos dedicado a producir, consumir, explotar y destruir los ecosistemas del planeta. Cada día las estadísticas, artículos, noticias y demás, son exponencialmente alarmantes. Pero como esperar menos, si cada 3 segundos el mundo pierde una superficie de bosque equivalente a un campo de futbol, y en este último año se han destruido la mitad de los bosques. Nuestros océanos están llenos de aguas residuales, dado que casi el 80% se vierten sin tratamiento en los mares, lo que ha ocasionado la pérdida del 50% de los arrecifes de coral (ONU, 2021).
Ante una problemática que empeora cada vez más, la Organización de las Naciones Unidas estableció el 5 de junio de 1974 como el día mundial del Medio Ambiente con el objetivo de concientizar a la población sobre la importancia de proteger el ecosistema. Este año, Pakistán actúa como país anfitrión ante la urgencia de tomar acciones para restaurar los ecosistemas.
Existen cada vez más grupos sociales, empresas, sociedad civil, ONGs, entre otras organizaciones que se unen a la conmemoración, utilizando este día como un importante recurso para dar a conocer a los demás sobre la protección de nuestro planeta. En tal sentido, como CECE también buscamos ser partícipes de este proceso de concientización y celebración.
Como creyentes, conocemos la importancia de ser coherentes con nuestro pensar, sentir, actuar y hablar; por lo tanto, no podemos separar el cristianismo de la responsabilidad de cuidar el medio ambiente. En Génesis 1:27 encontramos la afirmación y guía para saber actuar como cristianos: “Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza”; esta expresión describe el papel que cumplimos en la Tierra. El ser creados a su imagen y semejanza, de cierta forma nos muestra que Él ha querido que cada uno de nosotros manifieste un aspecto de su esplendor. Por lo tanto, anhelamos representar las características de Dios –misericordioso, amoroso, compasivo, entre otros- en el planeta que vivimos, y esto incluye el medio ambiente y lo seres que habitan aquí.
Por lo tanto, mientras estemos en la Tierra, somos elegidos como mayordomos de los recursos que hay en ella y tenemos la responsabilidad de vivir sustentablemente. El concepto de mayordomía se menciona en la Biblia, y hace referencia a una persona encargada de la organización y administración de una propiedad. En este sentido, el Salmo 24:1 expone “del Señor es el mundo entero, con todo lo que en él hay”, este versículo nuevamente clarifica que, al no ser dueños de la Tierra, únicamente estamos aquí para administrarla de la mejor forma posible y cumplir nuestro deber como mayordomos.
Al reconocer mi mayordomía en la creación de Dios, he aprendido la importancia del rol que tenemos como personas en el cuidado del medio ambiente. Por tal motivo, hace más de tres años he iniciado un acentuado proceso de concientización para cuidar la creación; pequeños proyectos han surgido, pero cada uno de ellos ha generado un cambio significativo para el medio ambiente. En septiembre de 2020, junto con mi compañera y amiga de universidad, desarrollamos el proyecto “Re-Integra”. Nuestro objetivo es crear una red de reciclaje que involucre a los actores más importantes dentro de este proceso, para alcanzar la meta de generar mejores condiciones laborales de los recicladores base, incrementar el volumen de reciclaje de los productos que consumimos haciendo participes a tiendas y supermercados, y finalmente generar una concientización ambiental en las familias. Todo esto a través de una aplicación web que se encuentra en desarrollo. Sabemos que es una meta a largo plazo, que puede tener sus limitaciones, pero también estamos seguras de que dentro de este proceso iremos aprendiendo a cuidar más del planeta.
Por esta razón, les animo a reflexionar y aceptar que la realidad que tenemos no es inmutable, todo se puede cambiar, y debemos empezar desde nosotros mismos. Cada uno avanzará a un ritmo distinto; sin embargo, se busca alcanzar el mismo objetivo de afrontar el desafío de ser parte del cambio. Pesa a que parece casi imposible eliminar el exceso de desechos, limitar el consumo de carne, reducir las emisiones de CO2, etc.; pequeñas acciones hacen cambios. Y nosotros, no tenemos el derecho de abandonar este reto ni rendirnos ante las dificultades.
Anhelamos ser una sociedad cada vez más activa, empezando poco a poco, prestando atención a lo que consumimos, cambiando nuestros hábitos alimenticios, limitando nuestros residuos, reciclado, y sobre todo siendo conscientes que debemos cuidar la Tierra como mayordomos de la creación de Dios, ya que es una responsabilidad y privilegio que Él nos dio.
Debemos prevenir, detener y revertir el daño causado.
Referencias
Aquae, F. (2021). Día Mundial del Medio Ambiente: recuperar nuestros ecosistemas para 2030. Madrid, España.
Creech, P. D. (s.f). The Source. Obtenido de ¿Deberían los cristianos preocuparse por el medio ambiente?: https://www.resourceumc.org/es/content/deberian-los-cristianos-preocuparse-por-el-medio-ambiente
ONU. (2021). Organización de las Naciones Unidas. Obtenido de Generación Restauración: Reimagina, recrea, restaura: https://www.un.org/es/observances/environment-day
Carolina Cevallos
Carolina Cevallos se graduó de Economía en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Desde el 2016 es parte de la CECE, en un inicio como Coordinadora Estudiantil y actualmente sirve como Profesional de Apoyo. Disfruta mucho de ser parte de cambios medio ambientales, sociales, económicos y culturales, en donde Dios le ubica, a través de proyectos y el arte de la danza.