¡Celebramos la fidelidad de Dios en el aniversario 33 de la CECE! Damos gracias por cada vida transformada por el Evangelio y por el impacto de los estudiantes alcanzando a estudiantes. Hoy compartimos aprendizajes y descubrimientos de participantes de nuestro Campamento Nacional anual que son ¡CECE de Corazón!
Cada mes de marzo tenemos nuestro Campamento Nacional, que reúne a estudiantes y profesionales del país para fortalecer las capacidades misioneras de servir en universidades y espacios de trabajo. Este año exploramos el libro de Daniel, con su lema: “Presta atención a lo que voy a decirte”. Participaron 92 personas y disfrutamos de juegos, talleres, música, arte, Palabra, oración y sobre todo la comunidad.
De mi primer campamento de CECE, me llevé varias cosas, incluyendo: Palabra, amistades, risas, abrazos, experiencias únicas. Fue un espacio de crecimiento, reflexión, ánimo y de entender que hay más personas de mi edad que aman a Dios con la misma intensidad que yo, y que quizá están pasando por lo mismo. Pude unir y fortalecer lazos de amistad, aprendí de la Palabra de Dios de una manera didáctica. Los talleres que me ayudaron a prepararme para enfrentar situaciones de la vida cotidiana. Recuerdo que hace varios años atrás, le pedía a Dios que ojalá existieran campamentos así, y hoy lo veo como una oración contestada. Me siento bendecida por ser parte de espacios así, con personas de distintos lugares del país, que son tan maravillosas.
Los días de campamento fueron de gran enriquecimiento espiritual, nunca había estudiado Daniel, y pude aprender y reflexionar en lo que dice Dios en cada capítulo. Fue una gran experiencia estudiar el libro de Daniel, y la metodología de realizar los devocionales, me encantó.
Los talleres fueron de gran valor para mí, aprender temas que enfrentamos día a día en nuestro diario vivir, como estudiantes universitarios. Me desafió aprender a ser fiel a Dios como lo fueron Daniel y sus amigos, para ponerlo en práctica en el ámbito Universitario.
Este campamento me motivó a seguir creciendo en mi vida espiritual y en mi vida profesional. Además, quiero que esta experiencia la pueda vivir más jóvenes, voy a compartir mi experiencia con compañeros de mi Universidad, y animarlos a que puedan aprender más sobre Dios y el propósito de Él, y que puedan pertenecer a la CECE.
Mi experiencia en el Campamento fue profundamente enriquecedora. Es un espacio donde se puede sentir el amor de Dios de manera tangible e intangible a través de la alegría compartida, las vivencias individuales, los talleres creativos, la liturgia vibrante, las enseñanzas profundas y los momentos devocionales.
Lo más inspirador fue ver cómo, el campamento se convirtió en un lugar en donde personas de diferentes carreras, provincias, edades y trasfondos culturales, y a pesar de las diferencias superficiales, formamos una sola familia en Cristo. Esta experiencia nos recordó que el amor de Dios trasciende todas las barreras y nos convierte en una sola unidad, fortaleciendo nuestra fe y renovando nuestro compromiso de llevar ese amor al mundo que nos rodea.
El Campamento de la CECE fue una experiencia transformadora en mi vida, brindándome la oportunidad de conectar con personas de todo Ecuador y profundizar en mi comprensión de la palabra de Dios y su plan para cada uno de nosotros. Como estudiantes universitarios, descubrimos herramientas poderosas para impactar a otros a través del Evangelio, siendo discípulos. Anhelo con entusiasmo volver a participar en futuros campamentos para seguir creciendo y compartiendo esta experiencia con otros.