Compartimos la segunda entrega de la serie en la que exploramos, a partir de aristas teológicas, históricas y sociales, temas de justicia e injusticia. La primera parte propuso algunos hallazgos sobre la justicia, desde el libro de Job, puedes leerlo aquí. Hoy buscamos explorar y entender un poco más la situación actual de injusticia que ha experimentado nuestro país con la crisis carcelaria. Agradecemos los aportes de Carolina Larco, docente de investigación en la PUCE y Doctora en Historia por la Universidad Andina Simón Bolívar.
La actual crisis carcelaria en el Ecuador, manifestada en una serie de actos de violencia, constituye -por sus características de extrema crueldad- un fenómeno reciente en la historia penitenciaria de nuestro país y, la vez, tiene raíces en el pasado. Desde su origen, la cárcel fue una institución de control social, basada al inicio en la custodia y encierro de personas peligrosas de algún modo para los otros, y de esta manera se garantizaba un orden ideal anhelado por el estado y por la sociedad. La vida en las cárceles transcurría en medio de la precariedad y la inequidad sustentada por la administración de justicia, la negligencia de autoridades y la indiferencia de una sociedad poco empática con las personas privadas de libertad.
La cárcel fue traída a América con la colonización y se instaló a semejanza de los sitios de presidio de las sociedades de antiguo régimen europeo. Consistían en rigor en calabozos o cuartos en los que se confinaba, según la legislación colonial, a personas en espera de la sentencia y también para cumplir penas por delitos, usualmente menores; aunque en el contexto colonial, el encierro en calabozos se aplicaba también a trabajadores de hacienda y a sirvientes por deudas a pedido de sus patrones, amparados en el sistema de concertaje, a modo de un castigo ejemplar, según las jerarquías de castas.
Los rezagos coloniales en la administración de las cárceles perduraron con el paso a la vida republicana del siglo XIX y, aún más allá, en el siglo XX. Los informes de prisiones revelan su estado calamitoso y mayor hacinamiento, con una población creciente en el transcurso del tiempo. La historia de las cárceles da cuenta de la degradación humana provocada por la pésima alimentación, el palo y azote, inclusive cuando estos castigos infamantes habían sido abolidos por la legislación liberal a inicios del siglo XX. De este modo se infiere que la modernización del sistema penitenciario para la “rehabilitación del delincuente”, su reforma o reinserción en la sociedad, conceptos que corresponden a distintas épocas, ha sido un ideal -más que una realidad- que se ha alimentado, en principio, de la retórica de la ciencia penal moderna europea, adaptada de manera muy débil por el estado ecuatoriano, sin un compromiso verdadero de transformación del sistema.
Se han imitado modelos penitenciarios y sistemas foráneos, tal como fue el modelo panóptico de Bentham (1789), construido con precisión arquitectónica en Quito en 1874, pero carentes de una transformación profunda del sistema de administración de justicia penal, con herencias coloniales discriminatorias, que han recaído mayoritariamente en la población pobre o de grupos étnicos (indígenas y afros), según los registros históricos de las cárceles. Las reformas de las cárceles se han planteado en pocos momentos de la historia, sujetos al vaivén de los gobiernos y, por ende, ha habido muchos periodos en los que la inversión de presupuesto ha sido precaria y carentes de políticas adecuadas sobre las cárceles.
Después de las primeras reformas de inicios del siglo XX, que fomentaban la educación y el trabajo en los talleres de oficios para los penados en el ex penal García Moreno, entre 1935 y 1950 se realizaron ensayos de un nuevo régimen carcelario mediante las fracasadas colonias agrícolas en la Isla Isabela y en Mera, ubicada en el oriente ecuatoriano. Estas colonias penales carecieron de todo interés de parte de los gobiernos que descuidaron invertir presupuestos, dejándolas en el olvido. A mediados de siglo, la “humanización del castigo” en las prisiones fue una propuesta efímera, derivada de los debates en los congresos penitenciarios internacionales y de asesores foráneos, que influyeron en la decisión de crear la Penitenciaría del Litoral (1965), hoy un escenario de extrema violencia.
Después del fracaso de los ensayos esporádicos de modernización y a las crisis recurrentes de las cárceles, en el siglo XXI el escenario es más complejo por el surgimiento de un nuevo fenómeno que radica en la internacionalización del delito, por efectos de la globalización del mercado de tráfico y consumo de drogas, con mafias que operan dentro y fuera de las cárceles. En este contexto, la administración de justicia, en las últimas décadas, se ha alineado a las políticas internacionales de “cero-tolerancia”, que ha derivado en la sobrepoblación carcelaria, -en su mayoría por delitos de micro tráfico-, con mayor hacinamiento y violencia que en épocas anteriores.
En el mundo se plantea la reflexión sobre la importancia de las cárceles, su función como institución, el fracaso evidente del sistema y de un repensar a la cárcel desde una verdadera administración de justicia más equitativa. Una vertiente de reflexión humanista se inclina a favor de un cambio en la percepción hacia la población carcelaria y la posibilidad de su reinserción en la sociedad como personas que son sujetos de derechos. Una mirada de mayor empatía con “los otros”, privados de la libertad, merece la conversión espiritual de quien los mira y juzga, una la mirada social más justa y empática.
Te invitamos a investigar más sobre el tema, aquí tienes varias referencias: (artículos y documental)
Cesano, J. et al. (2019). Historia de las prisiones sudamericanas. Entre las experiencias locales e historia comparada (siglos XIX y XX). https://www.revistadeprisiones.com/wp-content/uploads/2020/02/2019.-Historia-prisiones-sudamericanas.pdf
Núñez, J. Penitenciarismo justicialista for export. El asesoramiento técnico de Roberto Pettinato en la construcción de la Penitenciaría del Litoral. Ecuador (Mayo-Septiembre 1954). DOI: 10.12818/P.0304-2340.2019v74p311. CONICET_Digital_Nro.1c1f9091-281b-41b1-9f82-b28cafa61d9a_A.pdf
Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, Documental El Panóptico ciego: Ex-Penal García Moreno. El Panóptico Ciego: EXPENAL GARCÍA MORENO.
Carolina Larco
Carolina Larco Chacón, Doctora en Historia por la Universidad Andina Simón Bolívar y Magister en Estudios Latinoamericanos con mención en Estudios de la Cultura. Profesora principal de la PUCE. Sus líneas de investigación se inscriben en la religiosidad colonial, siglo XVII e historia de las prisiones, siglos XIX y XX.
Entre sus publicaciones relevantes: Mariana de Jesús en el siglo XVII: santidad y regulación social; Historia de las prisiones en Ecuador, 1874-1980, en: Historia de las prisiones sudamericanas. Entre experiencias locales e Historia comparada (Siglo XIX y XX); Periodismo profesional: configuración del campo, agremiación y esfera pública en el Ecuador, 1940-1950 y El pensamiento político de los movimientos sociales en Ecuador.