“El caos y las tinieblas no tienen la última palabra sobre nuestras vidas”.

JOSUÉ OLMEDO

Esta fue una de las frases que tuvo mucho eco en el Campamento Nacional hace un par de semanas. La frase se dio en el contexto de una de las exposiciones bíblicas (Génesis 1 y 2), en donde se hizo un alcance pastoral al verso dos del primer capítulo. La primera parte del verso describe las condiciones previas a la creación como de caos total y tinieblas (sin forma y vacío); este mismo verso describe a las condiciones del pueblo de Dios en el exilio: caos total y tinieblas. La nota esperanzadora está en la segunda parte del mismo verso dos: “y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas”. En medio de un contexto amenazante y hostil, sin forma y vacío, sin posibilidad de sostener y producir vida, el Espíritu de Dios iba y venía. La presencia del Espíritu es el anuncio de lo que vendrá después y que bellamente se describe en la continuación de esta narración-poesía. La presencia del Espíritu anuncia esperanzadoramente que aquello sin forma y vacío tiene los días contados, pues la acción creadora de Dios el SEÑOR traerá forma y contenido, es decir creación. Lo inhabitable y sin habitantes se vuelve habitable y con habitantes, gracias a la palabra del SEÑOR. A la luz de esto, se afirmó que el caos y las tinieblas no tienen la última palabra sobre nuestras vidas—como individuos o colectivo—es el Dios creador quien tiene la última palabra.

Hablando de caos y tinieblas. El conflicto en la frontera norte del Ecuador ya ha cobrado al menos siete víctimas. Cuatro militares, tres periodistas. En medio de esta situación y otras que amenazan al país, personalmente me encuentro con la dificultad de poder pensar con claridad. Intentar buscar criterios esclarecedores y que conduzcan a un entendimiento integral y a la verdad parece una imposibilidad, particularmente cuando uno busca en las redes. El tono de los comentarios es de buscar culpables. La situación tiene varias aristas, y como conversamos con un amigo acerca de este asunto, no es posible ahora conocer a los poderes que realmente están atrás y lo que realmente traman, y al momento es tarea ardua intentan articular sobre el tema.

Vino entonces a mi mente la frase “El caos y las tinieblas no tienen la última palabra sobre nuestras vidas”. Y esta es la convicción bíblica con la que deseo inicialmente encarar la triste realidad que nos rodea. Los poderes que intentan caotizar y obscurecer la vida de nuestro país no tienen la última palabra. Los poderosos y sus redes que intentan deformar y vaciar la vida de nuestro país no tienen la última palabra. El Espíritu de Dios va y viene—revolotea, como dicen algunas traducciones—en medio de estas fuerzas del caos, oscuridad, de-formación y vaciamiento, anunciando esperanzadoramente la acción creadora de Dios el SEÑOR que con su palabra invita a la creación a existir. Que esta convicción bíblica nos llene de esperanza y que se muestre en iniciativas concretas que den testimonio del evangelio del reino de Dios y su justicia en este caótico y oscuro contexto.