El 14 de febrero celebramos el día del amor y amistad, y el texto de Job nos invita a reflexionar sobre el rol de la comunidad, los amigos y lo que podemos aprender o desaprender de ellos. Con este blog saludamos y enviamos un abrazo fraterno a toda nuestra comunidad. Hoy Hugo Vásquez escribe para nosotros.
¿Qué significa ser amigos? ¿Cuándo la amistad es verdadera? ¿Cuándo una amistad nos hace bien? ¿Cuándo nos hace mal? Son preguntas a las que resulta muy difícil dar una respuesta desde la teoría. Son preguntas que se responden de forma vivencial, al experimentar en nuestro día a día la cercanía de aquellas personas a quienes llamamos amigos.
Hoy hablaremos del relato bíblico de Job, en especial de la experiencia vivida junto a sus amigos y trataremos de desprender algunos principios importantes sobre el tema de la amistad.
Job es el ejemplo del ser humano que sufre, que lo ha perdido todo, su familia, sus propiedades y su salud. Job representa aquellos momentos en la vida en los que necesitamos saber que no estamos solos, en los que necesitamos personas a nuestro lado, en los que necesitamos amigos.
Y es aquí cuando el relato se pone interesante, Job tenía amigos y llegaron a estar con él. Sin embargo, el relato también es un ejemplo de que aun teniendo las mejores intenciones muchas veces no actuamos de la manera en la que un verdadero amigo debería actuar.
El Job 2:11 leemos que “Tres amigos de Job se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido, y de común acuerdo salieron de sus respectivos lugares para ir juntos a expresarle a Job sus condolencias y consuelo…” (NVI)
Es interesante que estos tres amigos estuvieron dispuestos a dejar sus respectivos hogares para estar con su amigo y ofrecerle consuelo. Luego en los versos 12 y 13, el texto nos cuenta que se mantuvieron a cierta distancia y lloraron, es decir, se identificaron con su dolor y durante siete días ninguno de ellos se atrevió a decir ni una sola palabra.
Hasta aquí podemos aprender mucho de su ejemplo. Estar ahí e identificarnos con el dolor de un amigo, es lo mejor que podemos hacer en momentos de crisis. En momentos en donde muchas veces las palabras salen sobrando. El apóstol Pablo aconseja en Romanos 12:15 “llorar con los que lloran”, significa entonces, poner en práctica la empatía y acompañar al amigo que sufre.
Más adelante en la historia, en el capítulo 3 podemos ver que Job levanta algunos clamores de queja por su situación, clamores sinceros desde un corazón que sufre. Y es en este punto, dónde aquellos amigos no pudieron callar y solamente escuchar. A continuación, cada uno también expresó su propio discurso, con palabras poco sensibles y acusadoras, pensando tener la explicación del dolor de Job y atribuyéndolo a su propio pecado.
Esto me invita a pensar en las varias ocasiones en las que somos insensibles con el dolor del otro, cuando creemos que tenemos todas las respuestas y en lugar de escuchar queremos solamente aconsejar. Esa es una actitud que no hace bien. Hay ocasiones en las que deberíamos más bien ayudar a nuestros amigos a expresar su dolor, a vivir su proceso de crisis, llorar con ellos, y conforme sea su tiempo buscar juntos las acciones pertinentes para salir adelante.
Vivimos tiempos difíciles. A partir de marzo del 2020, el mundo entero se enfrentó a una situación inusual, una crisis de salud que ha desembocado en otros tipos de problemas, económicos, familiares, emocionales, etc. Son momentos oportunos para tener amigos y sobre todo para ser amigos. Son momentos claves para recordar que la amistad es más que tener tiempo juntos, más que un rato de deporte, más que un café, es más que diversión, es estar ahí cuando se necesita de nosotros, es “reír con los que ríen y llorar con los que lloran”.
Los tiempos difíciles nos animan y desafían a fortalecer nuestras amistades y estrechar vínculos. Entonces, si hay algo bueno que podamos obtener de una crisis que sea el unirnos unos con otros como verdaderos amigos.
Hugo Vásquez
Hugo participó como estudiante en la CECE y actualmente sirve en la Junta Directiva. Ha servido como pastor en la Misión Liebenzell del Ecuador durante ocho años, actualmente es divulgador de contenido sobre Biblia y Teología en plataformas digitales. Ha sido profesor en el Seminario Bautista del Ecuador. Estudió Teología en la Universidad Cristiana Latinoamericana. Es Magister en Estudios Teológicos en Miami International Seminary, y se encuentra estudiando Psicología en la Universidad Técnica Particular de Loja.