Esta semana seguiremos explorando el texto de Job, buscando respuestas a la pregunta planteada días anteriores: “¿Qué significa ser amigos en momentos de sufrimiento?”. En la primera parte de esta serie, exploramos el diálogo entre los primeros dos amigos acompañando a Job: Elifaz y Bildad, puedes leer el blog aquí. En esta segunda entrega, conoceremos a los otros dos amigos de Job: Zofar y Eliú.
Siguiendo con las conversaciones en Job, encontramos el discurso de Zofar después de que Job da una respuesta al discurso de Bildad, en el que llama la atención al dolor que estos amigos han causado y expresa las dudas existenciales, las preguntas honestas que tiene para Dios. Es justo en este momento que Zofar de Namat le contesta.
A lo largo del capítulo 11 de Job, vemos cómo habla Zofar a Job… y si pensamos que las respuestas de los amigos anteriores eran duras, ya no tienen comparación. Zofar es un amigo que entiende el mundo todo blanco o todo negro. Está totalmente cegado por sus principios y su inteligencia académica. Empieza diciendo: “¿Quedará sin respuesta toda esta perorata? ¿Resultará inocente este hablador? ¿Toda esta palabrería nos dejará callados? ¿Te burlarás sin que nadie te reprenda?” (v. 2-4). Y si eso no fue suficiente, dice: “¡Cómo me gustaría que Dios interviniera y abriera sus labios contra ti…!” (v. 5). Qué amigo, ¿no?
Zofar, desde su manera de ver e interpretar a Dios y el mundo, desafía a Job, preguntándole si realmente se cree inocente. Para Zofar, es sencillo: Dios le está disciplinando y lo único que queda es renunciar a todo pecado; “…si te apartas del pecado que has cometido y en tu morada no das cabida al mal… Tu vida será más radiante que el sol de mediodía, y la oscuridad será como el amanecer. Vivirás tranquilo…” (v. 14, 17, 18ª). Intenta resumir toda su teología en un sencillo balance, un estilo de karma celestial, lo cual deja a lado todo el argumento, las experiencias, las evidencias y los sentimientos de su amigo Job.
Podemos imaginar que esta respuesta no fue muy bien recibida por Job. En su respuesta a Zofar, del capítulo 12 al 14, vemos hasta cierto nivel de sarcasmo e ira en sus palabras: “Pero yo tengo tanto cerebro como ustedes; en nada siento que me aventajen. ¿Quién no sabe todas esas cosas?” le responde (v. 2). Vemos otra vez que el argumento y la experiencia de Job desmiente el argumento de su amigo y ahora expresa que quiere defender su causa directamente ante Dios. Desea que sus amigos simplemente le escuchen sin presentar sus argumentos: “¡Cállense la boca y déjenme hablar, y que venga lo que venga!” (13:13).
Saltemos al final del libro, pasando por la segunda ronda de conversaciones con estos tres amigos donde todo va de mal en peor, para conocer al cuarto amigo, Eliú. Hijo de Baraquel de Buz, de la familia de Ram, Eliú responde después de unas largas y muy tensas conversaciones, igual con muchas emociones. Está enojado no solo con Job por justificarse a sí mismo en vez de Dios, pero también enojado con los tres amigos porque no habían logrado refutar a Job, solo condenándole (32:3). Eliú, como el joven indignado que es, casi explota con su respuesta.
Eliú refuta varios argumentos de los amigos anteriores y muchas de las creencias de Job. Expone, por seis capítulos, acerca de quién es Dios y cómo responde a los humanos (aunque es claro que Dios no tiene obligación con el hombre). Resalta que Dios es justo, omnipotente y omnisciente. Su discurso es más humano y parece conectarse más con la experiencia que Job ha vivido, pero igual cae un poco corto. Al final del discurso Eliú termina exhortando, “¡Qué sea Job examinado, pues como un malvado ha respondido! A su pecado ha añadido rebeldía; en nuestra propia cara se ha burlado de nosotros, y se ha excedido en sus palabras contra Dios” (34:36-37). Otra vez el argumento regresa al supuesto pecado de Job como la razón de todo su sufrimiento.
Hay mucho que podemos aprender de estas interacciones con los amigos de Job. Es muy fácil ver que sus respuestas no son suficientes; no responden a las necesidades emocionales, físicas, intelectuales ni espirituales de Job. Dejan a su amigo con más preguntas y menos sentido de comunidad y apoyo. ¿Cuántas veces hemos respondido así a nuestros amigos? En vez de simplemente escuchar y acompañar, hemos respondido con juicios o “buenos consejos”, convirtiendo a nuestros amigos en nuestros proyectos personales y reduciendo a Dios a un juego de karma.
Como vemos con los amigos, es muy fácil escuchar para responder, en lugar de simplemente escuchar. Aunque sus respuestas no eran lo más adecuado para la situación de Job, podemos resaltar que estuvieron presentes con Job, intentando a dialogar incluso en medio del dolor y las frustraciones. Y aún más, estuvieron presentes para la conversación y experiencia que Job tenía después con Dios mismo, experimentando ese acto de reconciliación, lo cual desafió muchos de sus conocimientos limitados de Dios.
Entonces, ¿cómo dejarás que este libro y los hallazgos de los amigos de Job te transformen a ti como amigo o amiga? ¡Qué nuestras amistades se consoliden y se profundicen mucho en este año al seguir explorando e implementando los aprendizajes de Job en nuestra vida!
Brett Schaffner
Graduado de la Universidad de Nevada, Reno en Sistemas Informáticos y Literatura Española. Sirvió como Asesor de la CECE del 2015 al 2021, acompañando a Grupos Universitarios y sirviendo en el Equipo de Comunicación. Disfruta de un buen café (o seis), una buena salsa/bachata y un buen sentido de sarcasmo.