He sido parte de una “iglesia” desde que recuerdo. En mi vida creo que muy pocos fines de semana no he estado en una. Desde mi infancia en el sur de Chile, con lluvia o mucho sol, caminando largas distancias o viviendo muy cerca (literalmente en el segundo piso del local de la iglesia); conozco lo hermoso que es ser parte de una comunidad que ama y también los fuertes conflictos que se generan entre la gente que se parece mucho a la de este mundo, pero no lo es. Puedo decir que conozco a la iglesia desde dentro, y no me canso de trabajar por seguir el modelo que enseña la Biblia acerca de qué es la Iglesia.

Dicen que crisis en chino se define como oportunidad, y la crisis de estos últimos meses ha sido una oportunidad para deconstruir lo que la iglesia ha sido por algunos años. Muchas veces, cuando le gente habla de “iglesia”, algunos asocian la palabra con un edificio, o con un grupo cerrado y selectivo de personas que profesan verdades doctrinales; las cuales son ideas totalmente opuestas a lo que Jesús enseñó.

Ekklesia del griego significa “los llamados afuera” y “asamblea”; lo que implica que la iglesia es una institución que influencia a su sociedad y que hace comunidad. 

En una entrevista me preguntaron ¿cómo haces que la iglesia vaya hacia afuera a compartir? Yo respondí, la iglesia ya está afuera, porque pasamos más del 80% de nuestras vidas en actividades fuera de la “iglesia”, trabajando, estudiando, conviviendo en familia, etc. Lo que los grupos religiosos necesitan entender es que donde estemos, como lo afirmaban los reformadores del siglo XVI con la frase en latín “Coram Deo”, vivimos bajo la mirada de Dios. Nuestro mundo sería diferente si los cristianos estuviéramos conscientes de esta afirmación mientras desarrollamos nuestras actividades cotidianas: al convivir los unos con los otros, trabajar, interactuar con la naturaleza, vivir como ciudadanos, “como para el Señor”.

Esta comunidad te da identidad. ¿Cómo sabes quién eres? Una de las razones es porque tu familia te dio un nombre y un apellido; y la iglesia debería ser una. Un lugar donde puedes ser tú mismo sin ser juzgado, donde puedes venir como eres, porque es un hogar de acogida para aquellos que se sienten huérfanos en este mundo. “Incluir no es solo dejar entrar sino llevarles de la mano”. Hoy en día cuando ser inclusivo es tan importante; la iglesia debe acompañar en su proceso de vida a cada persona que se le integra. ¡Qué nadie se sienta abandonado! Porque para eso existe la Iglesia.

Dos conceptos implícitos en “Iglesia” que Jesús reforzó en Mateo 6 cuando dijo “Ustedes son la sal de la tierra”, su identidad es dar sabor a este mundo y en Mateo 18 “si dos se pusieren de acuerdo en cualquier cosa yo lo haré”, un grupo de personas que vive en estrecha relación, así como la Trinidad y que le lleva a vivir con propósitos en común.

Para esto existen los pastores y líderes de estas comunidades, para entrenar, capacitar y abrir los ojos para que las personas que asisten vean en sus vidas cotidianas a un Dios presente e interesado en ellos y en sus actividades como una forma de llevar el Reino de Dios. ¿Como haremos para capacitarles? En mi iglesia decimos “Carácter por sobre Habilidad”, pues la Comunidad del Espíritu (iglesia) debe ser entrenada para descubrir, afirmar y desarrollar el carácter de Cristo en cada persona, el mejor recurso para persistir en tu propósito. ¡Qué cada lugar que pisamos sea mejor porque estamos ahí!


Oscar Palma, Pastor principal de Iglesia La Viña Quito. Misionero chileno, casado con Camila Garretón y tiene dos hijos, Juan Pablo y Daniel. Vive en Ecuador desde hace 20 años. Estudió Licenciatura en Educación Musical en la Universidad de Concepción Chile y Teología en la extensión del Seminario Metodista Asbury en Ecuador. En sus 20 años de ministerio ha trabajado en diferentes instituciones educacionales como profesor de artes y música, capellán y maestro de Biblia; además de ser pastor en otras dos iglesias anteriormente.