Somos seres sociales, y por eso, relacionarnos con otros siempre traerá diferentes retos, esto porque las personas son diferentes a nosotros. Sin embargo, como discípulos de Jesús somos llamados a convivir y amar a nuestro prójimo, ya sea en la U, en el trabajo o en la vida en general. Por ello, la importancia de considerar estrategias que nos ayuden a gestionar nuestras emociones y reacciones para entablar relaciones eficaces y satisfactorias.  

Una de estas estrategias son las habilidades sociales, aquellas que nos permiten a desarrollar relaciones saludables y satisfactorias y cuyo objetivo es ayudarnos a gestionar aquellas relaciones difíciles para que no interfieran en el cumplimiento de nuestros objetivos. 

La persona socialmente hábil busca su propio interés, pero también tiene en cuenta los intereses y sentimientos de los demás, y cuando entran en conflicto, buscan una solución satisfactoria para ambas partes. 

La psicología ha abordado el estudio de las habilidades sociales considerando tres dimensiones: la conducta observable externa, las cogniciones (es decir creencias, pensamientos e imágenes mentales) y lo emocional a través del estudio de la inteligencia emocional.  

Conductas observables 

Aprender a manejar nuestra conducta es importante para desarrollar relaciones saludables. Como cristianos nuestra conducta debe ser como la de Cristo, basada en el amor y la misericordia hacia los demás. Desde el amor y la misericordia hacia el prójimo podemos trabajar en conductas asertivas, que buscan que el individuo haga respetar sus derechos y pueda expresar libremente sus sentimientos mediante autocontrol, evitando conductas agresivas que perjudiquen a los demás. 

Pensamientos y creencias 

Lo que determina nuestras emociones y conductas no son las situaciones o sucesos que experimentamos, sino cómo los percibimos. Actuamos según lo pensamos. Para desarrollar relaciones sociales saludables, es importante trabajar en nuestra mente donde radican las ideas y creencias que moldean nuestro pensamiento.  

Emociones

Las emociones no son lo que comúnmente llamamos sentimientos. Desde el punto de vista biológico lo que connotamos como emociones son disposiciones corporales dinámicas que definen los distintos dominios de acción en que nos movemos.  Cuando uno cambia de emoción, cambia de dominio de acción (Maturana, 1990). Por ejemplo: cuando llegamos al curso y vemos al profe molesto y queríamos preguntarle sobre algo que no entendimos del deber que dejo la clase pasada, pero un compañero dice: “hoy ni le hablen al profe porque vino enojado de otra clase, nos va a hablar también”. 

Dios nos ha hecho seres integrales, y cada una de las dimensiones antes mencionadas forman parte de nuestro ser y es Dios quien a través de la obra del Espíritu Santo nos forma y nos ayuda a desarrollar una vida como la que Jesús tuvo. Una vida que reconoce la importancia de no ignorar la gestión de la conducta, los pensamientos y las emociones, sino que sabe, que Dios trabaja en cada una de ellas, permitiéndonos tener una vida llena de paz con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos. 

Reflexiones tomadas del taller “No soporto a mis compañeros”, impartido en el Campamento Nacional 2024. 

 Isaac Peralta

Isaac Peralta

Me gradué en la Universidad Central como Licenciado en Psicopedagogía. En el ámbito ministerial actualmente sirvo como líder de adolescentes en la Iglesia La Vid y como capacitador en el equipo de Pichincha en el programa de Operation Christmas Child de Samaritan’s Purse. Me gusta mucho leer y salir a caminar por la ciudad. Me encanta hacer nuevos amigos.