Estas semanas la CECE está viviendo su proceso de transición de liderazgo y en el blog de hoy te invitamos a conocer más de nuestra nueva Directora Nacional.
Preséntate y cuéntanos un poco sobre ti y tu caminar con el movimiento estudiantil. ¿Cómo llegaste?
Soy Guadalupe Muñoz, pero me puedes llamar Lupita. Tengo 32 años, estoy casada con Willy, tengo dos niñas, mi sobrina Astrid y mi hija Elena. Estudié Marketing, Comunicación y Ventas y me especialicé en Comunicación Organizacional. Disfruto mucho de la comunión alrededor de la mesa, en especial si es para comer cangrejos.
Mi primera experiencia con la CECE, la tuve en mi preadolescencia. Muchos de los jóvenes de mi iglesia eran parte del grupo en Guayaquil, junto a Ruth y Josué, de ellos escuchaba muchas buenas experiencias. Ya en mi época universitaria, me involucré en el movimiento estudiantil por amor, mi enamorado era coordinador estudiantil; luego me terminé enamorando de la CECE y de su misión en las universidades del Ecuador. Desde el 2012 apoyo como Profesional y desde el 2015 como Asesora Pastoral.
¿Qué es lo que más te apasiona de servir con estudiantes?
Las relaciones de amistad intergeneracional. Estar siempre actualizados con los temas que les importa a los jóvenes y que es una de las formas de hacer misión de forma urbana.
¿Cuáles han sido los retos y alegrías de servir con la CECE?
Creo que el primer reto al que me enfrenté fue al desconocimiento de mis padres y hermanos, no sabían lo que significaba ser Asesora Pastoral y cómo “sobreviviría” siendo misionera (esta es la palabra que ellos usan). Pero con el tiempo han ido comprendiendo de a poco a lo que me dedico, me apoyan y se alegran por los nuevos desafíos que he asumido.
Mis alegrías, la mayoría están relacionadas con visitas a nuevas universidades, viajar y conocer a nuevos estudiantes. Es casi como abrir un regalo, no sabes lo que te va a tocar, tienes esa mezcla entre alegría, curiosidad y gratitud por lo que Dios te está dando.
¿Cómo fue el proceso de asumir este nuevo rol de Dirección Nacional?
Fue un proceso lleno de llamadas, correos electrónicos y conversaciones; pero sobre todo de mucha oración. En las noches junto a Elena, pedía claridad. En un momento ella se aprendió de memoria la oración e iniciaba cada noche con la misma frase: “Papito Dios que mi mami pueda decidir si aceptar o no el puesto”. Conversamos varias veces en familia para considerar todas las opciones. Sin embargo, siempre me dejaron claro que me apoyarían en la decisión que yo tomara.
A pesar del temor que me causa el cargo, quiero asumir el reto. No sé cómo resultará todo, así que la única salida que tengo es confiar plenamente en Dios, que, por medio de Él, todo saldrá bien.
¿Cómo sigue la CECE caminando fuerte, firme y valiente en medio de las transiciones? ¿A qué desafías a la comunidad?
El texto en el que se basa esta frase “Fuertes. Firmes. Valientes” es 1 Corintios 16:13-14. Todo el texto es un llamado e invitación a una comunidad de creyentes, cada solicitud que hace Pablo, no la hace a un personaje en particular.
Inicia el texto exhortando a que estemos alertas, esto va más allá a estar pendientes de los sucesos, sino que es una frase que por lo general se dice a personas que han tenido una jornada larga, que aún no han descansado. Continúa con la frase “firmes en la fe”, ¿te imaginas, seguir firme cuándo estás cansado? Pero no basta con esto, Pablo continúa, con ser valientes. Es sencillo ser valiente durante el día cuándo las energías están a tope, ahora imagínate cuando ya ha llegado la noche y estas cansado. Y la estocada final (bueno, casi) es que seamos fuertes, fuertes después de un día tan largo. ¿Será que todo esto es posible? La respuesta es sí, por dos motivos fundamentales:
- Primero, porque nada de esto lo hago sola, entrada la noche me puedo turnar con mis amigos para estar vigilante. En “manada” somos valientes porque no estamos solos, el dicho popular “la unión hace la fuerza” es muy real, puede que a solas mi fe sea poca, pero en comunidad esta fe se alimenta.
- Segundo, porque todo lo que hago, todas estas invitaciones, no son parte de una obligación difícil y ardua de cumplir. Sino porque acompaño a la comunidad en amor, un amor que se cultiva y se nutre no por mí, sino por Dios que nos acompaña en esta comunidad
Invito a todos a seguir siendo una comunidad que se ama y ama. Así podremos ser fuertes, firmes y valientes.
¿Cómo podemos orar por ti en esta nueva etapa?
Que Dios me de sabiduría, y aquiete mi corazón. Que me ayude a disfrutar cada nueva etapa y a confiar plenamente en él.
También orar por la provisión, sigo levantando mi sustento a través de la red de Socios de Misión, que Dios bendiga a cada uno de ellos y que su providencia se vea reflejada en la vida de cada uno de ellos y en la mía.
Guadalupe Muñoz
Es una profesional de 32 años, casada con Willy desde el 2016; ejerce la maternidad con su sobrina Astrid y su hija Elena. Recientemente obtuvo una Maestría en Comunicación Organizacional y ha estado involucrada con la CECE desde el 2011 y trabajando como Asesora Pastoral desde 2015. Actualmente, asume el rol de Dirección Nacional de la CECE. Asimismo, Guadalupe es miembro activo de la iglesia Luterana Arca de Noé, donde lidera el Ministerio de Preadolescentes. En su tiempo libre, disfruta de los cangrejos y de hacer postres.