Fui invitado a la Asamblea Mundial IFES 2019 por ser parte del trabajo que estamos haciendo en Ecuador con CECE en la ciudad de Loja para alcanzar con el evangelio de Jesús a universitarios en asociación con la agencia misionera SIM, a la que mi esposa y yo pertenecemos. Fui con una mente abierta, pero al mismo tiempo con mi corazón pendiente del siguiente viaje que como familia haríamos para visitar a nuestro donantes y socios de misión en las siguientes semanas. Debo confesar que en los primeros días tenía una lucha interna pues pensaba que más bien debería estar en Ecuador preparando tal visita. Pero oré al Señor pidiéndole me muestre la razón de estar en la Asamblea.
El Señor no tomó mucho tiempo en darme una clara razón, a propósito de que pude participar en un taller de capacitación sobre levantamiento de fondos. Escogí este taller buscando respuestas y procedimientos a lo que pronto me encontraría haciendo en la serie de visitas a donantes y socios de misión. Este taller cambió mi perspectiva sobre el levantamiento de fondos por varias razones. La primera es que la persona que facilitaba el taller no era un estadounidense. Este hermano era un africano. Me pregunté a mí mismo con sorpresa, ¿un africano enseñando cómo levantar fondos? En los primeros minutos del taller estaba en shock. La segunda razón es que empezó a desarrollar varios textos bíblicos dando fundamento a la convicción de que Dios siempre ha sostenido su obra y que él es dueño de todo. Mi perspectiva cambió radicalmente de estar enfocada en levantar fondos para soportar nuestro ministerio a levantar fondos para la extensión del reino de Dios.
Sirvo con mi familia en Ecuador, un país donde las finanzas son escasas, o al menos pensamos que es así. Pero a la luz del taller recibido me dí cuenta que el Señor al ser Dios y dueño de todo puede proveer para su obra no solamente en países ricos sino también en mi propio país. Estoy muy agradecido al Señor por haberme llevado a la Asamblea y haberme dado la oportunidad de conocer gente de lugares que nunca imaginé existían, y todos ellos están siendo soportados por el mismo Dios que provee para todas nuestras necesidades. Además, agradezco al Señor por esta inesperada lección que vino en el momento oportuno en mi vida.