La CECE ha seleccionado el libro de Apocalipsis para explorarlo durante el año 2019. Queremos que este libro ilumine nuestro ser y quehacer misionero en las universidades y lugares de trabajo. El propósito de esta publicación es brindar algunos elementos introductorios a este texto.

Un buen lugar para empezar es explicar el género literario en el que está escrito el libro. Quienes me han escuchado previamente, saben que prefiero explicar acerca de este género, u otros para el efecto, comparando con otros. Hace un par de años la CECE exploró el libro de Isaías, y entonces se afirmó que los profetas y el género literario de la profecía aparece para apuntar la necesidad de reforma, de arrepentimiento, de volver a la ley de Dios que llama al pueblo a priorizar la atención al huérfano, la viuda y el extranjero, entre otras. Prioridades que justamente el pueblo de Dios había abandonado, creando así una convivencia injusta y opresiva; un perfil de sociedad contrario a los propósitos de Dios. El año anterior la CECE exploró el libro de Génesis, y dijimos que los géneros narrativos y de mitología de este texto se usan para apuntar a la necesidad de recordar los orígenes, recordar la historia a la que el pueblo pertenece, recordar la narrativa en la que el pueblo encuentra su identidad y propósito, en polémica con otras narrativas o discursos, particularmente los hegemónicos de la época.

Este año la CECE habitará en el libro de Apocalipsis, con la expectativa de que el libro de Apocalipsis habite en la vida de los estudiantes y profesionales. Los profetas aparecen en tiempos de necesidad de reforma y arrepentimiento. Las historias aparecen en tiempos de necesidad de retomar y consolidar la identidad y vocación en el mundo. El género apocalíptico aparece cuando todo está perdido y se necesita urgentemente reconstruir la imaginación del pueblo creyente. Tenemos elementos de apocalíptica en los libros de Ezequiel, Daniel, los evangelios sinópticos, en algunas cartas pastorales y en el libro de Apocalipsis, en la literatura bíblica. Estos elementos de apocalíptica surgen cuando en la experiencia del pueblo de Dios algunas de sus instituciones sociales habían colapsado o estaban por colapsar. Instituciones como el territorio, el templo y el sistema de culto, la monarquía, el ejército, la presencia de los líderes, por citar algunos ejemplos.

Cuando el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento se encuentra en el exilio, sin instituciones formales, Ezequiel y Daniel se encargan de sensibilizar y revigorizar la imaginación creyente del pueblo de Dios a través de imágenes, con el objetivo de que el pueblo pueda decir ‘otro mundo es posible’. Cuando el pueblo de Dios en el Nuevo Testamento empieza a experimentar la hostilidad del imperio Romano en contra de ellos, Juan de Patmos se encarga pastoralmente de sensibilizar y revigorizar la imaginación creyente de los discípulos de Jesucristo a través de una serie de visiones o imágenes, con el objetivo de que el pueblo pueda decir ‘otro mundo es posible porque Jesucristo reina y Dios así lo ha prometido’.

Hay varias maneras de mirar al libro de Apocalipsis globalmente. A manera de conclusión, dejo en sus manos este abordaje. Para reconstituir la imaginación creyente de su pueblo, el Señor deja con Juan de Patmos cuatro conjuntos de visiones: una visión de Jesucristo, una visión del pueblo de Dios, una visión de la historia y una visión del futuro.

¡Que el Señor nos bendiga en este peregrinaje por Apocalipsis!