Veo una nube oscura. En el centro de esta nube, veo a una persona que parece una hormiga en comparación del tamaño de esa nube gris. Veo que la persona está atada con una cadena en su pierna. Cada vez que esta persona se mueve veo una nota de sonido salir de la cadena y en vez del sonido normal de una cadena, se escucha palabras de crítica que esta persona ha recibido. Cuando termina la crítica, la nota de sonido se transforma a un cuervo negro, que, en la voz de la persona atrapada, empieza a repetir una y otra vez esa crítica. Cada vez que se mueve la persona, sale otra nota de sonido con una crítica que se transforma a un cuervo hasta que el cielo se llena de cuervos gritando esas críticas. La persona intenta esconderse en sus piernas en la posición fetal. Intenta respirar. Intenta sobrevivir.
Todos tenemos secretos. Cada día llevamos una máscara.
La máscara más común hoy en día es la respuesta “Estoy bien” a la pregunta cotidiana de “¿Cómo estás?”. Con lo que vemos en redes sociales y por las expectativas culturales, es muy común promover una vida falsa que se ve en las fotos de Instagram y en nuestras sonrisas engañosas. Las redes sociales se vuelven en una rápida de las “mejores escenas” de nuestras vidas, destacando solo las mejores partes, ignorando por completo lo difícil, lo feo, lo real.
La máscara que yo prefiero ponerme es la de una sonrisa porque se esconde lo que realmente siento muchas veces – la depresión. Para empezar bien, debemos entender que es y que no es la depresión. La Clínica Mayo define la depresión como, “un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades… [A]fecta los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, y puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Es posible que tengas dificultades para realizar las actividades cotidianas y que, a veces, sientas que no vale la pena vivir. Más que solo una tristeza pasajera, la depresión no es una debilidad y uno no puede recuperarse de la noche a la mañana de manera sencilla. La depresión puede requerir tratamiento a largo plazo” (Cita). Es importante resaltar que la depresión no es solamente tristeza.
En mi experiencia personal, no pensé que era una persona depresiva. Mis amigos siempre me describían como una persona alegre y chistosa y mayormente yo pensé lo mismo. Me sorprendió bastante cuando los resultados de unos exámenes psicológicas dijeron que “Sus niveles de depresión interna y ansiedad deben ser discutidas y también el valor de un medicamento de dosis baja puede ser una opción de considerar…”. ¿Cómo puede ser? Yo me sentía bien. Por lo menos es como contestaba la pregunta cotidiana. Estaba ciego a mi propia máscara.
Para mí, cuando estoy deprimido hago más cosas. Intento escapar la realidad de mis sentimientos por ocuparme con otras tareas o mi trabajo. Es cuando tomo el tiempo para reflexionar y pensar que el peso de mi depresión me aplasta. Por eso, por mucho tiempo intenté esconder mi depresión de mis amigos y familia porque no era educado hablar de cosas así. A veces quería conversar de eso con alguien, pero incluso con las ganas para hablar, no tenía las palabras para expresar lo que sentí. Era en ese tiempo que encontré este video de una chica compartiendo un poema de su experiencia explicando su depresión a su mamá. Está en inglés originalmente, pero hay subtítulos en español:
En el Campamento Nacional 2018, hicimos una dinámica llamada “¿Dónde está tu hermano?” donde 104 estudiantes respondieron en una forma anónima a unas preguntas personales y a veces preguntas tabú. Dentro de estas preguntas había una que cuando ví la cantidad de respuesta, casi me pongo a llorar. La frase era, “He pensado en quitarme la vida” y 30% de los estudiantes presentes dijeron que sí lo han pensado. Casi lloré durante este momento del Campamento porque yo lo puedo entender. Detrás de la máscara que normalmente llevaba a veces estuve ahogando por mis propias lágrimas.
Es por eso que decidí quitarme la máscara. Me di cuenta de que, en contraste de como contestaba la pregunta cotidiana, realmente no estuve bien. Necesitaba ayuda. Y está bien pedir ayuda. La ayuda puede venir de nuestra comunidad – la familia, los amigos, la iglesia. Pero también hay ayuda profesional – psicólogos y psiquiatras. Personalmente es solamente por la ayuda de una psicóloga profesional que aprendí a describir como me sentía (por ejemplo, el relato de la nube y los cuervos es lo que vi en una sesión).
Con un 30% de estudiantes quienes han pensado en quitarse la vida, tenemos que empezar una conversación. No preguntamos directamente sobre la depresión en la dinámica de ¿Dónde está tu hermano?, pero me imagino que hay una correlación entre las dos cosas.
Si tu eres una persona quien está lidiando con la depresión, quiero que sepas que no estás solo/a. Preguntamos de tantas cosas en ¿Dónde está tu hermano? para que la comunidad conozca de sí misma. Vemos la importancia de la comunidad en cada capítulo de la Biblia – ¡Dios en sí mismo es comunidad! El paso más difícil es empezar a hablar de la depresión. Al hablar de ella, tiene menos poder sobre nosotros porque tenemos nuestra comunidad apoyándonos y orando por nosotros. Entonces, te animo aquitarte tu máscara. Hay poder en la simple respuesta de “De verdad, no estoy bien”.
Dentro de la CECE siempre hay alguien con quien puedes hablar. Te animo compartir con un amigo o con tu asesor local. Igual, si quieres ayuda profesional, tenemos contactos con personas en las ciudades para acompañarte en este proceso – no estás solo/a.
Les dejo con una de mis citas favoritas:
¿Qué es lo que estás escondiendo de Dios?… ¿Tu adicción al poder y control? ¿Las pastillas que tomas para calmar el dolor y la soledad? ¿Inseguridad profunda? ¿Qué tal si permitieras que Su gracia tocara esta área de tu vida? Muchas veces no es la gracia de Dios que está siendo retenida, sino lo que estamos escondiéndonos. Todos llevamos estas máscaras que significan que todos tenemos algo que proyectamos desde afuera a otros que no representa verdaderamente quienes somos. Nos escondemos detrás de nuestros trabajos, nuestros logros, nuestro atletismo, nuestras notas, nuestras relaciones sentimentales, y más. No queremos que alguien vea quienes realmente somos – nuestro ser verdadero. El problema de llevar una máscara es que incluso cuando recibimos el amor, realmente es la máscara que lo recibe, no nosotros. Lo que sea que nos dicen siempre chocará con la máscara y no puede penetrar nuestras almas – y así es con la gracia de Dios. Cada segundo de cada día Él nos persigue y nos ofrece gracia, pero hasta que nos quitemos nuestras máscaras nunca la podemos aceptar. Cuando nos exponemos y somos completamente vulnerable perdemos el control, pero ganamos el gozo y la libertad. No importa lo que sea tu pecado, no hay nada fuera del alcance de la gracia. Ningún pecado es tan poderoso para que Dios no lo perdone…la gracia siempre gana.”
JEFFERSON BETHKE, Jesus > Religion: Why He Is So Much Better Than Trying Harder, Doing More, and Being Good Enough