Por lo general, cuando escuchamos sobre alcoholismo y consumo de sustancias en Ecuador, siempre son malas noticias. Somos un país que se caracteriza por estar entre diez países latinoamericanos que más consumen alcohol, según la OMS (2014). El abuso del alcohol tiene consecuencias trágicas en nuestra cultura, familias, futuro, comunidad, etc. En el ámbito universitario, se han realizado estudios sobre las consecuencias del consumo de alcohol y drogas en los diferentes niveles de la vida estudiantil. Esta problemática tiene estrecha relación con un bajo rendimiento, falta de compromiso con las actividades académicas, un impacto en los índices de deserción, menor productividad económica futura, problemas de salud física y mental (Betancourth-Zambrano, Tácan-Bastidas y Cordoba-Paz).
La población universitaria enfrenta diversas presiones y el consumo de sustancias muchas veces representa una vía de escape. En este contexto, existen múltiples factores de riesgo que tienen que ver con: alteraciones psicológicas como ansiedad, depresión y estrés, dificultades en la autoestima, impulsividad, deficiencias en la percepción de control, autoeficacia y construcción de estrategias de afrontamiento, sensación de inconformidad, dificultades en las relaciones interpersonales, problemas intrafamiliares, entornos de violencia, falta de atención en la espiritualidad y una valoración inadecuada de las sustancias psicoactivas (Betancourth-Zambrano, Tácan-Bastidas y Cordoba-Paz).
Pensando en estos antecedentes, me llamó la atención esta nota del diario El Comercio: “Consumo de alcohol y tabaco disminuyó entre universitarios ecuatorianos”. Así es, según los resultados publicados del III Estudio Epidemiológico Andino sobre el consumo de drogas en la Población Universitaria de Ecuador, muestra que la ingesta de bebidas alcohólicas pasó de un 36.9% a un 33.1% hasta el 2016. Y por su parte, el consumo de cigarrillos, decreció en un 3.9% en la población universitaria (El Comercio, 27 de septiembre de 2017). Existen algunas razones por las cuales estos números han disminuido, por ejemplo, una mayor consciencia entre los universitarios sobre de los posibles riesgos y consecuencias perjudiciales del consumo. Se estima que el 79% de estudiantes universitarios ecuatorianos advierte la conducta de consumo como riesgosa (UNDOC, 2017). Esta percepción es un inicio favorable.
Por su parte, el Estado ecuatoriano ha propuesto un Plan Nacional de Prevención Integral y Control del Fenómeno Socio Económico de las Drogas (2017-2021). Su construcción se dio gracias a la participación de distintos actores especialistas en materia de drogas y también con la participación de adolescentes y de estudiantes universitarios. El objetivo de esta política pública es reducir el impacto del uso de sustancias, mediante acciones dirigidas a fortalecer la prevención integral, control y reducción de la oferta. Se busca proponer estrategias que favorezcan la construcción de proyectos de vida, educación en valores, toma de decisiones de forma autónoma y consciente, y promover la participación cultural en espacios de recreación (República de Ecuador, 2017)
Considero importante resaltar algunas fortalezas de la propuesta, como el hecho de impulsar la construcción de proyectos de vida y la toma de decisiones con autonomía y responsabilidad. Todas estas iniciativas están germinando, es momento de concretarlas, llevarlas a cabo. Como estudiantes universitarios cristianos estamos invitados y animados a mirar estos programas como oportunidades para participar e involucrarnos con los adolescentes y jóvenes. Recordemos que el Evangelio puede alcanzar y transformar a las personas que luchan con estas problemáticas.
Celebremos que estas cifras han disminuido, que existe una mayor consciencia de los riesgos que pueden existir por el consumo de alcohol y tabaco. Les invito a pensar y poner manos a la obra para fortalecer los esfuerzos sobre la prevención del consumo de sustancias. Involucrémonos como parte de la población joven en brindar perspectiva y creatividad para formular acciones de fortalecimiento familiar, buscar espacios culturales y alternativas para la reducción de la violencia, así como oportunidades para preguntarnos ¿dónde estoy? y también ¿dónde está mi hermano?
Referencias:
Betancourth-Zambrano, S., Tácan-Bastidas, L., Cordoba-Paz, E. (2017). Consumo de alcohol en estudiantes universitarios colombianos. Rev Univ. Salud.,19(1), 37-50. doi: http://dx.doi.org/10.22267/rus.171901.67
El Comercio. (27 de septiembre de 2017). Consumo de alcohol y tabaco disminuyó entre universitarios ecuatorianos. El Comercio. Recuperado de: http://www.elcomercio.com/tendencias/consumo-alcohol-tabaco-estudiantes-universidades.html
República de Ecuador. (2017). Plan Nacional de Prevención Integral y Control del Fenómeno Socio Económico de las Drogas 2017-2021. Quito, Ecuador: Secretaría Técnica de Prevención Integral de Drogas. Recuperado de: http://www.prevenciondrogas.gob.ec/wp-content/uploads/2018/01/Plan.Nacional.de.Dorgas.pdf
UNDOC. (2017). III Estudio epidemiológico andino sobre consumo de drogas en la población universitaria, informe regional, 2016. Lima, Perú: Mix Negociaciones S.A.C. Recuperado de: https://www.unodc.org/documents/colombia/2017/Octubre/Informe_Universitario_Regional.pdf
WHO. (2014). Global status report on alcohol and health. World Health Organization. Luxembourg. Recuperado de: http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/112736/9789240692763_eng.pdf;jsessionid=BBE5390EA31B01BC3B8D26E07BEA2DC4?sequence=1
Por Andrea Utreras
Andrea es una estudiante de CECE Quito. Actualmente está terminando su tésis para su carrera de psicología en la Universidad de las Américas (UDLA).