Estamos a pocos días del Campamento Nacional 2018, cuyo lema es “Génesis: ¿Por Qué Estás Aquí?”. El propósito del CN 2018 es fortalecer las capacidades misioneras de los estudiantes universitarios. El Señor ya ha otorgado ciertas capacidades misioneras en los estudiantes para que con fidelidad y frutos vivan y compartan el evangelio en la Universidad. El CN 2018 quiere pulir y repontenciar estas capacidades. Aquí un adelanto de lo que se explorará en las exposiciones bíblicas.

En Génesis 1 y 2, este servidor va a explorar los grandes temas de identidad y vocación. En la narrativa de estos dos capítulos se enfatiza que el ser humano, hombre y mujer, son creados a la imagen y semejanza de Dios con la responsabilidad de cultivar y administrar la tierra. Esto en contraste y polémica con otras narrativas imperantes o discursos dominantes de la época en que las historias de Génesis fueron transmitidas por tradición oral y luego registradas por escrito. De esto se desprenden varias implicaciones para la vida y el discipulado de los estudiantes: dignidad de la vida humana, dignidad del trabajo, vocación por conocer, sentido de vocación y propósito, carácter sagrado de la vida y la creación, etc.

En Génesis 16.1-16; 22.8-21, alrededor del personaje de Agar, Andrea Utreras va a explorar los grandes temas la marginación humana y la reivindicación divina. Agar era una mujer marginal por cuestiones étnicas (probablemente egipcia y afro), sociales (esclava) y de género (mujer). Ella y su hijo no reciben un buen trato de Sarai y de Abraham, al punto que por dos ocasiones es desplazada y desarraigada de su comunidad. En ambas ocasiones Dios interviene en medio de su drama visibilizándola como ser humano y reivindicando su persona. Ella mismo nombra al Señor como “Aquel que me ve”. El Señor la visibiliza en medio de la invisibilización a la que su contexto la había condenado. De esto se desprenden varias implicaciones para la vida y discipulado de los estudiantes. Si hemos sido invisibilizados y marginados, Dios está en nuestra búsqueda en medio de nuestros desarraigos para restaurarnos y reivindicar nuestra persona. Si Dios está en búsqueda de personas en esta situación, es nuestra tarea imitarlo y buscar maneras sensibles e inteligentes de visibilizar a los invisibles en la universidad o sociedad, reivindicando su persona.

En Génesis 32. 23-33, alrededor del personaje de Jacob, Carlos Ruiz va a explorar los grandes temas del encuentro y la transformación. Encuentro con Dios y transformación personal. Jacob es un hombre sagaz que con el poder de su mente y palabras se forja a sí mismo y su vida: roba la bendición, roba la primogenitura, se enemista con su hermano, es engañado por su suegro, engaña a su suegro. Al contrario de su abuelo, Jacob no parece interesado en Dios. Un signo de esto es que hay ausencia de oración en las narrativas que cuentan su vida. Su vida cambia cuando se encuentra y lucha con el mensajero del Señor –el Señor mismo. Lucha con el Señor, y al final de esa lucha ora diciendo ‘Bendíceme’. Como consecuencia de ese encuentro/lucha al menos tres cosas le pasaron a este personaje: ahora ya ora, su cuerpo lleva una lesión permanente, su nombre (identidad, señorío) es cambiado a Israel. De esto se desprenden varias implicaciones para la vida y el discipulado de los estudiantes: identificar las artimañas que usamos para construirnos a nosotros mismos y nuestra vida ignorando a Dios, pero que terminan esclavizándonos; mirar la oración (como una de las expresiones de la espiritualidad cristiana) como nuestro punto de contacto para la relación con el Creador; mirar la transformación del Señor (cambio de nombre como signo de su señorío sobre nosotros) como la oportunidad de encontrar nuestro verdadero ser.

En Génesis 37-48, alrededor del personaje de José, este servidor va a explorar los grandes temas del desvío y destino. Esta no es una idea original mía, la escuché de otros predicadores en sus abordajes a José. La vida de José está llena de “desvíos”, nada parece transitar por la ruta normal en la carretera. Odiado por sus hermanos y padre, vendido a mercaderes, dado por muerto, comprado como esclavo, acosado por la esposa de su jefe, encarcelado, olvidado por uno de sus compañeros de cárcel. Su vida es accidentada y él no tiene, al parecer, mayor control sobre la misma y su destino. Las circunstancias dictan dónde está y qué hace. Similar a como muchos estudiantes pueden verse a sí mismos: no son agentes de sus destinos. Pero los aparentes ‘accidentes’ en la vida de José lo llevan inexorablemente al destino que Dios tenía planeado para él, para su comunidad y para el mundo: llegar a una posición de mucha influencia en el extranjero para en el momento oportuno proveer de comida a pueblos para salvarlos de la hambruna. De esto se desprenden varias implicaciones para la vida y el discipulado de los estudiantes: aprender a confiar en Dios y su sabiduría que a través de los ‘accidentes’ de nuestra vida está preparándonos para  destinos y tareas significativas. Lo azaroso de nuestra vida no tiene la última palabra, Dios está tejiendo algo con los hilos aparentemente desordenados que vemos alrededor.

A la espera de sus participación en el Campamento Nacional 2018 y de sus comentarios.